Editorial
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Misión esencial y permanente

Misión esencial y permanente

Para ejercer la docencia se requiere de una vocación, con aptitudes incluidas, desde luego. No es suficiente el hecho de poseer los conocimientos o las habilidades técnicas indispensables. Lo que sí es esencial es contar con la voluntad de compartir esos saberes y, quizá más necesario todavía, dominar la técnica pedagógica, manejar diversas herramientas didácticas y, con ello, otorgar a la enseñanza un grado de misión permanente.

Aunque las maestras y los maestros, justo por detentar y respetar esa vocación, merecen nuestro elogio de manera constante, existe un día especial para manifestárselo. En el caso del México, ese día es el 15 de mayo y la UNAM se los reconoce. Tal es el caso de la ceremonia virtual que, con motivo de esa fecha, conjuntó los festejos correspondientes a 2020 y 2021, y en la que el rector Enrique Graue Wiechers premió a 152 académicos que cumplieron 50 años de labor docente, acto del que esta Gaceta CCH da cuenta a detalle.

De esos 152 docentes, 14 galardonados forman parte del CCH: Javier Guillén y Telésforo Limón por cumplir 50 años de labor formativa en 2020, y Andrés José Hernández, Susana Huerta, María de la Luz Vega y Juan Javier de San José por cumplir medio siglo de labor en 2021. En ese mismo caso, fueron reconocidos Piedad Solís, Valentín Guadalupe López, Abenámar René Nájera, Raúl Sánchez, Enrique Torres, Jesús Manuel Cruz, León Díaz y José de Jesús Bazán Levy.

Si para llevar a cabo el trabajo de enseñanza se necesita de una vocación muy bien definida, para hacerlo durante cincuenta años, sin tregua y sin perder la pasión, lo que se requiere es de una flama interior mucho más poderosa, una flama a la que podríamos incluso calificar como apostolado. Muchas felicidades y toda nuestra gratitud a todas las profesoras y profesores, en especial a los 14 docentes cecehacheros que son nuestro ejemplo.