Museo de la Luz

Ciclo Cecehacheros al Museo de la Luz

Fragmentar la historia implica pérdida de detalles

Ciclo Cecehacheros al Museo de la Luz
Fragmentar la historia implica pérdida de detalles

A partir de la premisa de “no desvincular la historia científica del devenir de la humanidad y ver el contexto completo de lo ocurrido para no desvirtuar los acontecimientos”, Libia Barajas Mariscal dictó la conferencia virtual “La historia de la ciencia”, programada en el ciclo Cecehacheros al Museo de la Luz, el pasado 22 de marzo y ofrecida a estudiantes y profesores de los cinco planteles del CCH.

En ese sentido, la académica de la Dirección General de Divulgación de la Ciencia de la UNAM afirmó que “la historia de la ciencia lo es todo, es decir, es la historia social, política o económica, y si comenzamos a fragmentarla se corre el riesgo de perder de vista los detalles que le dieron forma”.

La también maestra en pedagogía explicó, por ejemplo, que Alfonso X, rey de Castilla, de 1252 a 1284, conocido como “El Sabio”, fundó en el siglo XIII la Escuela de Traductores de Toledo, con el propósito de compartir con su pueblo el conocimiento.

Luego, subrayó, “en 1492 se transformó Europa, América y el resto del mundo y la humanidad cuando América fue ‘descubierta’ y se creó una convulsión mundial. Entender la historia es complicado, porque hay que poner los pies en esa circunstancia y contexto, ya que cuando el estudio de la historia se mueve mucho por las variables acontecidas y la distancia que media entre el hecho y nosotros, así como por todas las transformaciones que ha habido en el tiempo”.

Otro dato importante que brindó fue que el español tuvo un papel preponderante en la cultura, la sociedad y la ciencia del siglo XV. De aquella centuria destacó la aparición del libro La cosmovisión del cuerpo humano, publicado en 1556.

En la Nueva España, detalló, “figuraron materiales como disposiciones gubernamentales y relaciones, que eran noticias; responsos, que eran discursos fúnebres; sermones, historias y constituciones, que eran piezas notariales de formación de empresas; discursos, romances, pregones, crónicas, manuales, poemas, catecismos y comentarios, que eran notas comentadas por algún personaje notables. Al mundo le apasionaban las noticias americanas”.

Y puso otro ejemplo: “También ocurrió que la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística fue fundada en 1833. Es la asociación científica de más larga vida continua en México. Sus socios mantuvieron un boletín regular en el que se publicaron trabajos científicos y de cultura general. Algunos socios destacados fueron Ignacio Ramírez y Manuel Orozco y Berra”.

El pintor José María Velasco, destacó, “fue otro de los personajes importantes en la difusión científica en el siglo XIX, pues también fue colaborador de la revista La Naturaleza; asimismo, sobresalieron Jesús Díaz de León, que en el periódico El Instructor de Aguascalientes escribió a los obreros y los niños, y José Joaquín Arriaga, que escribió La ciencia recreativa, dedicada al mismo tipo de público”.

Las lecturas populares de esa época, concluyó, “son una muestra de las notas de divulgación científica”.

Barajas es licenciada en Literaturas Hispánicas por la Universidad de Sonora y candidata a doctora en Filosofía de la Ciencia por la UNAM. Es conferencista e investigadora en el campo de los discursos de divulgación científica en castellano durante el siglo XVIII.

También es autora de tres libros de ciencia para niños: Un agente oportuno. Cuando la penicilina entra en acción, Vida y fortuna de un muchacho inquieto que se convirtió en científico, así como Círculos y calendarios. 

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