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Juan Carlos Martínez Fuentes, egresado del Colegio

En su corazón lleva siempre la esencia del CCH, asegura

Juan Carlos Martínez Fuentes, egresado del Colegio
En su corazón lleva siempre la esencia del CCH, asegura

Juan Carlos Martínez Fuentes es egresado del plantel Azcapotzalco, recuerda su número de cuenta, el 8227530-1, y asegura que la esencia del Colegio la lleva en el corazón.

En entrevista, el exalumno felicita al CCH por su 50 aniversario y explica lo que significa ser cecehachero: “Inscribirme para el examen de admisión ya fue un gran episodio. Entregar mi documentación y registrarme; presentar el examen en el Estadio Azteca; la angustiosa espera de que el resultado llegará por correo, hasta tener en mis manos ese pequeño sobre que contenía un gran regalo. Todo ello fue un goce inefable e imborrable”.

Fue parte del turno 02 en el grupo 1217: “El primer día me acompañó mi hermano e hicimos un recorrido por el plantel. La entrada principal se encontraba sobre la avenida Aquiles Serdán y la biblioteca se había mudado a la parte posterior del plantel, a un lado de la cancha de futbol. Al entrar nos recibía la estatua de varilla de un hombre en plena forja”.

La etapa del CCH fue de las más importantes de su vida: “Al ingresar me encontré con un mundo hecho de muchos mundos, con jóvenes de distintos lados de la ciudad e incluso del país; ahí fue mi primer encuentro con la música clásica al darnos un concierto de bienvenida la Orquesta Filarmónica de la UNAM. Fue mi encuentro con distintas corrientes musicales e ideológicas; con los movimientos urbanos, y, lo más importante, mi encuentro con el conocimiento, pues si bien de la secundaria traía cierto nivel, en el Colegio se amplió a otros niveles”.

Estar en el CCH, asegura, es aprender a analizar, a cuestionar: “No se te impone una forma de pensar, al contrario, se discute. Recuerdo a mi profesor de Historia de México, mi profesora de Taller de Redacción y la de Taller de Lectura, me iniciaron en la lectura de los clásicos; a la profesora de Ética; y al entrañable profesor de Estadística I y II, que me dejó la importancia de razonar y no memorizar, lo que me ha servido para toda mi vida”.

Y concluyó: “Fueron años de descubrimiento, de encuentro, de conocimiento, de enamoramiento, de esplendor, de crecimiento, cuesta arriba”.

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