Los libros, la lectura y el lector
Para el Colegio de Ciencias y Humanidades ha sido un motivo de orgullo participar en la Feria Internacional del Libro de las Universitarias y los Universitarios, porque este evento se ha convertido en un espacio festivo donde se dan cita lectores, editores y libros; una feliz coincidencia que sólo se puede lograr gracias a la tenacidad y el entusiasmo de las y los organizadores, a quienes felicitamos por el arduo trabajo realizado.
A nuestro orgullo inicial se suma la alegría de saber que 19 mil 200 jóvenes del CCH recibirán una dotación de libros para que inicien o continúen una biblioteca personal que, seguramente, los acompañará a lo largo de su existencia.
Celebrar la llegada de nuestros alumnos con un paquete de obras clásicas y contemporáneas es una manera elegante y genuinamente universitaria de ofrecerles una cálida bienvenida al bachillerato.
Se dice que “el regalo de un libro, además de ser un obsequio, es un delicado elogio”. En este caso, se reconoce implícitamente que las y los jóvenes bachilleres serán entrañables lectores, tanto para adquirir y producir nuevos conocimientos, como para disfrutar de los libros dentro y fuera de la Universidad ya que, esencialmente, se lee para la vida.
El poeta francés Stéphane Mallarmé decía que “el mundo existe para llegar a un hermoso libro”, es decir, que nuestra búsqueda como lectores nos puede llevar a una obra capaz de captar la complejidad del mundo y su belleza para vivir, por intervalos, en ella. En el mismo sentido, Miguel de Cervantes conjeturó que “en algún lugar de un libro hay una frase esperándonos para darle un sentido a la existencia”.
En este contexto, el libro sólo cumple su función cuando es leído por esa criatura inocente, curiosa, escéptica o malévola que el mismo autor y la obra configuran en sus páginas. Para ello, se requiere dar el primer paso hacia un mundo poblado de asombros, retos y conocimientos incalculables.
San Agustín decía que “cuando rezamos hablamos con Dios, pero cuando leemos es Dios quien habla con nosotros”. Y, si somos ateos, es el autor quien nos dispone en diálogo. De la misma manera, podríamos afirmar que la lectura y el arte son los medios más confiables para acercarnos y conocer al prójimo, ese ser que tenemos enfrente o al lado, y que nos constituye. Como dice Joyce Carol Oates, “la lectura es el único medio a través del cual nos deslizamos, involuntariamente y a menudo sin poder hacer nada, en la piel de otro, en la voz de otro, en el alma de otro”.
Dr. Benjamín Barajas Sánchez
Director General del Colegio de Ciencias y Humanidades