Profesor Eduardo García Anaya.

Además de ser lectores hábiles y escritores funcionales, García Anaya busca trabajar el aspecto ético de la modernidad

Además de ser lectores hábiles y escritores funcionales, García Anaya busca trabajar el aspecto ético de la modernidad

Eduardo García Anaya, profesor de asignatura B en las materias de Lectura, Redacción e Iniciación a la Investigación Documental y Lectura y Análisis de Textos Literarios, recibió reconocimiento por su labor académica por parte de las autoridades del Colegio. 

Recién titulado y con la necesidad de trabajar, García Anaya inició su carrera docente en el CCH tras ser invitado, sin imaginar que contribuiría a la formación de más de 20 generaciones de jóvenes. Hoy, está cerca de cumplir 30 años en las aulas cecehacheras y aún disfruta los trabajos bien hechos por el alumnado; o cuando en el transcurso de las clases los estudiantes descubren cosas que ha planeado para que ellos las encuentren “hacen esa cara de: ¡ya lo tengo!, o cuando después de analizar un poema espontáneamente exclaman: ¡Qué bonito!”, comenta. 

Para el profesor Eduardo las cosas han cambiado en los últimos años, si bien antes pretendía que los alumnos fueran capaces de escribir un buen texto y convertirlos en lectores de literatura, particularmente poesía, actualmente, también se interesa mucho en el aspecto ético de la modernidad; particularmente la honestidad intelectual y la responsabilidad en todos los aspectos de la vida, con lo que pretende influir en su alumnado para contribuir con el mejoramiento del tejido social. 

Del mismo modo, el catedrático se siente afortunado de haber trabajado con la profesora María Isabel Gracida Juárez en el PROFORED que significó un trabajo intenso; asegura haber quedado impresionado al asistir a una de sus sesiones frente a grupo porque sus alumnos hicieron la clase, la profesora la planeó tan bien, que participaba sólo en caso necesario, por lo que Eduardo García constata que el modelo educativo del Colegio no es de cátedra (aunque eso no quiere decir que el docente no sepa o esté preparado para eventualidades), sino de planeación y guía para que los estudiantes hagan cosas con las palabras. 

Al respecto, Eduardo afirma: “En la docencia se viven momentos muy agradables, y por ahí hay alumnos que ahora han terminado sus carreras y están obteniendo logros y eso me hace feliz”, por otra parte, el profesor aún conserva un gusto especial por la escritura creativa y espera pronto ver publicada su primera novela. 

Está cerca de cumplir 30 años en las aulas cecehacheras y aún disfruta los trabajos bien hechos por el alumnado; o cuando en el transcurso de las clases los estudiantes descubren cosas que planeó para que ellos se asombren con la asignatura. 

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