Elgranpreténder

Un vistazo de la cultura fronteriza

La obra de Luis Humberto Crosthwaite se integra a Textos en Rotación, del CCH

Un vistazo de la cultura fronteriza
La obra de Luis Humberto Crosthwaite se integra a Textos en Rotación, del CCH

Con el objetivo de fomentar la cultura literaria entre los jóvenes del nivel bachillerato, el Colegio de Ciencias y Humanidades editó la novela El gran preténder, del escritor tijuanense Luis Humberto Crosthwaite, la cual forma parte de la colección Textos en Rotación.

El autor nació en Tijuana, Baja California, en 1962. Es profesor de español y portugués de la Universidad de Iowa, en la Estados Unidos, y ha escrito alrededor de una docena de libros en los que ha abarcado los géneros de cuento, novela y prosa.

De su producción literaria destacan los cuentos Marcela y el rey al fin juntos, Mujeres con traje de baño caminan solitarias por las playas de su llanto, Estrella de la calle sexta, No quiero escribir no quiero e Instrucciones para cruzar la frontera.

En el género narrativo, se encuentra La luna siempre será un amor difícil, Aparta de mí este cáliz y Tijuana: crimen y olvido. El autor se ha destacado por impulsar la literatura del norte de México, principalmente, por medio de la novela policiaca.

En las primeras páginas de su libro El gran preténder, Crosthwaite presenta a José Arnulfo, conocido como El Saico, personaje principal de esta historia:

“El Saico trabaja de mecánico y es precisamente su crónico olor a gasolina y aceite quemado lo que seduce a las morras del barrio.

Está cargado de dulces palabras y buenos sentimientos. Si le agrada una morra, la detiene en seco y le dice: ‘¿Tons qué, mija?, ¿eres de aquí o te rajas?’. Solo bebe cerveza Tecate en caguama. Considera que todas las demás son agua de jícama.

Solo come atún cuando el bote señala con claridad que fue procesado en Ensenada o El Sauzal, Baja California. No es alcohólico; se encuentra en los bordes del alcoholismo como en Tijuana todo mundo se encuentra en el borde de este nuestro país tricolor”.

 

El Saico es un cholo que sirve al escritor para mostrar la psique del pensamiento fronterizo y las circunstancias de vida a las que se enfrenta, para romper estereotipos.

Para ello, la novela comienza con una leyenda a manera que pone en claro las reglas del barrio:

“El Barrio es el Barrio, socio, y el Barrio se respeta. El que no lo respeta hasta ahí llegó: si es cholo se quemó con la raza, si no es cholo lo madreamos macizo”.

El lector descubrirá que El Saico guarda tesoros desde hace mucho tiempo debajo de su cama, como una cadena de tiempo de una ranfla modelo 62 con la que le atravesó la cara a El Jeremías; unos viejos cacles que le heredó su jefe y una foto autografiada del campeón Alfonso Zamora.

 

En otro asunto, El Saico tiene una morra a quien llama La China, sobre quien dice:

“La China y La Carlota parecen carnalas, gorditas y chaparras; caminan muy juntas. Se meten en las tiendas y agarran cura. La raza de seguridad, la que cuida las tiendas, se les queda mirando. Hey, qué onda: como si fueran rateras, como si fueran a robarse algo.

—Pinche raza.

Una vez la China se robó un delineador de ojos. Nada más de puro chéiser, nada más para que no estuvieran chingándola ni acusándola con la mirada. Porque si algo cae mal es que las vigilen como si fueran ladronas cuando ellas no se roban ni madre”.

 

Aunque la extensión de 81 páginas significa una novela corta, el lector cecehachero y universitario podrá darse cuenta de que en ella se abordan diversos temas que muestran la cultura de la frontera y la manera en cómo la gente sobre vive a las circunstancias que la rodean.

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