Geney

Geney Beltrán fue el coordinador

Funge como un espejo donde la escritura puede dialogar con ella misma

Geney Beltrán fue el coordinador
Funge como un espejo donde la escritura puede dialogar con ella misma

“Te confieso que tengo una relación de amor y odio con las antologías. Me causa mucho morbo cuando sale una antología prácticamente de cualquier género literario y, al mismo tiempo, me peleo mucho con los resultados que uno encuentra en las antologías”, dice en entrevista para Gaceta CCH el escritor Geney Beltrán: “obviamente es un ejercicio que genera suspicacias.”

Geney Beltrán (Tamazula, Durango, 1976) es novelista, ensayista y coordinador ejecutivo de la Casa Estudio Cien Años de Soledad de la Fundación para las Letras Mexicanas (FLM), además de un entusiasta del género ensayístico.

Tuvo a su cargo el tercer volumen de la antología El ensayo, publicado por Libros UNAM, que enriqueció con textos de autores muy distintos como Fabienne Bradu, Liliana Muñoz, Irene Vallejo, Oswaldo Zavala y Luis Arturo Ramos, entre otros.

“No es una antología de ensayo mexicano ni de lengua española, sobre todo porque una de las reglas es que no puede haber autores fallecidos. Es más un libro desde el gusto, aunque no desde el capricho. Así, pude ofrecer un recorrido por textos que estaban en mi cabeza. Y es más una cofradía de textos que de autores, porque no son ensayistas de tiempo completo, muchos son dramaturgos, novelistas, etcétera, que han tocado el género y han empleado una voz de ensayista”, explicó.

Para Geney Beltrán, buena parte de los textos del tercer volumen de El ensayo reflexionan sobre la literatura, ya sea sobre la propia escritura o sobre autores de la tradición que son muy significativos para cada autor antologado.

“Tiene que ver mucho con mis propias inercias como lector, pues ciertamente me parece un atributo muy agradecible del ensayo el poder fungir como un espejo donde la escritura dialoga consigo misma, donde se toma conciencia sobre la relación con el mundo de los libros”, señaló.

El tercer volumen de El ensayo es una antología de interés general, sin embargo, desde la perspectiva de Beltrán, hay una veta en particular que le gustaría que se explorara.

“Tengo la esperanza de que los estudiantes de la UNAM pobrarán un poco de los veintitantos diferentes ensayistas, a partir de lo cual pueden hacer su camino de lecturas. Esta antología puede servir como una puerta de entrada a un continente muy amplio de autores de ensayo, cuyos libros a veces sólo se pueden conseguir en ferias del libro o en librerías de viejo”, finalizó.

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