El Colegio de Ciencias y Humanidades celebra 54 años de haber
emprendido una nueva manera de educar, lo que representa más
de medio siglo de ofrecer a la juventud mexicana un aprendizaje dinámico, donde hombres y mujeres sean protagonistas de su propia formación, dotados de valores y actitudes éticas. Más de un millón 100 mil personas han adquirido conocimientos de las principales áreas del saber y los aplican para resolver problemáticas en sus entornos.
Cinco décadas han servido para consolidar su misión educativa de la mano de una planta docente comprometida y visionaria que dota a sus estudiantes de los saberes necesarios para responder a las exigencias del mundo actual.
El 26 de enero de 1971 se fundó el CCH, un proyecto que fue aprobado por el Consejo Universitario de la UNAM, aunque sus raíces se vislumbraban, varios años atrás, de la mente adelantada de uno de
los máximos intelectuales mexicanos, el doctor don Pablo González Casanova.
Como rector, el también investigador emérito propuso y confió el Proyecto Nueva Universidad, que buscaba reformar a esta casa de estudios, a un grupo de 80 destacados universitarios encabezados
por Roger Díaz de Cossío, en aquel entonces coordinador de Ciencias de la UNAM; no obstante, el proyecto fue suspendido.
Sin embargo, con el apoyo de la Coordinación de Ciencias y Humanidades de la Universidad, las facultades de Filosofía y Letras, Ciencias, Química y Ciencias Políticas y Sociales, así como la Escuela Nacional Preparatoria, González Casanova elaboró un plan para crear un sistema innovador que se denominó Colegio de Ciencias y Humanidades.
Dicha iniciativa vería la luz el 12 de abril de 1971 con la apertura de sus primeros tres planteles: Azcapotzalco (avenida Aquiles Serdán), Naucalpan (Avenida de los Remedios, en el Estado de México) y Vallejo (Avenida de los 100 Metros). Un año después, el 3 de abril de
1972, a los planteles Oriente (Avenida Canal de San Juan) y Sur (Cataratas y Llanura, en Jardines del Pedregal) iniciarían actividades.
En aquella sesión del Consejo Universitario en enero de 1971, el entonces rector subrayó que con el nacimiento del CCH se resolvían tres problemas que hasta ahora sólo se habían planteado o resuelto en forma parcial: unir a distintas facultades y escuelas que originalmente estuvieron separadas; vincular la Escuela Nacional Preparatoria a las facultades y escuelas superiores, así como a los institutos de investigación.
Además, crear un órgano permanente de innovación de la Universidad, capaz de realizar funciones distintas sin tener que cambiar toda la estructura universitaria, adaptando el sistema a los cambios y requerimientos de la propia Universidad y del país.