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Carolina Sánchez Rocha

Una brillante egresada del CCH cumple hoy su sueño

Carolina Sánchez Rocha
Una brillante egresada del CCH cumple hoy su sueño

Egresó del CCH y hoy vive en la República Checa. Ahí, en la capital de esa nación europea se especializa en el origen de la vida. Su nombre es Carolina Sánchez Rocha y, luego de cursar el bachillerato universitario, se formó como bióloga en la Facultad de Ciencias de la UNAM.

A la distancia, la universitaria mexicana observa cómo uno de sus sueños académicos se hizo realidad: hoy estudia con Klara Hlouchova, investigadora que dirige el Laboratorio de Sintética de la Facultad de Ciencias de Praga. Ahí está a cargo de investigar las primeras proteínas que interactuaron con el RNA en etapas tempranas de la vida.

En entrevista, Carolina recuerda los obstáculos que debió enfrentar y superar: “Cuando cursaba la maestría, algunas personas me preguntaban para qué estudiaba si me iba a casar, tener hijos y cuidarlos”. Claramente, ella ignoró esos comentarios y siguió con sus estudios. Hoy hace su doctorado en Europa.

Al respecto, la bióloga sugirió a los jóvenes estudiantes: “Cuando alguien les haga esos comentarios, por favor nunca abandonen sus sueños. Aunque a veces sea doloroso, sigan adelante. Ustedes pueden hacer con sus vidas lo que quieran. Siempre supe que quería estudiar un doctorado en el extranjero, porque así tendría más oportunidad de encontrar trabajo al regresar a México. Además, quiero ser competitiva, adquirir conocimientos y obtener nuevas técnicas de investigación”.

Desordenada, como la vida misma

Para lograr su meta europea, Carolina completó la maestría en el Laboratorio Origen de la Vida, de la Facultad de Ciencias, bajo la guía del doctor Arturo Becerra, quien la apoyó “muchísimo”. Otro académico clave en su formación fue Antonio Lazcano. Con ellos descubrió un universo microscópico: “Las secuencias simples, que son mutaciones de proteomas en todos los seres vivos y están relacionadas con las proteínas intrínsecamente desordenadas”.

En realidad, menciona con buen humor, se identifica con la naturaleza caótica de esas proteínas: “Es muy chistoso. Si le preguntas a cualquier persona del Laboratorio Origen de la Vida, te dirá que soy un desorden”. Sin embargo, se autodefine como “escondida”, al igual que estas proteínas, que han sido poco estudiadas. “De hecho, varios investigadores no sabían que existían”.

Este tema le emocionó tanto que decidió presentarlo en un congreso internacional en Suiza. Hacer pública su investigación no fue sencillo, pues algunas personas del propio laboratorio dudaban de ese concepto. Aunque, asegura, “no pasa nada, pues en algunos momentos existen diferencias entre científicos y todos seguimos siendo amigos”. De hecho, en ese congreso conoció a Klara Hlouchova, su actual tutora.

¿Cómo empezó?

Cuando Alma Carolina estudiaba en el plantel Azcapotzalco del CCH, un profesor le pidió en clase leer el libro El origen de la vida, de Antonio Lazcano; cada capítulo la fascinó. A sus 16 años, nada la había emocionado tanto como ese tema. En ese momento decidió encaminarse a la ciencia y eligió biología.

De hecho, ese vínculo académico con Lazcano comenzó a tomar forma gracias a un golpe de suerte. Cuando cursaba la Facultad, rememora, un día caminaba por el pasillo y escuchó: “¡Toño!”. Ella volteó y vio con gusto y sorpresa que esa persona aludida era el doctor Lazcano, su héroe académico. Carolina no lo podía creer y sintió muchísima emoción, aunque su timidez le impidió acercarse a él.

Tiempo después, justo durante la clase sobre el origen de la vida, se armó de valor y decidió tocar la puerta del laboratorio de Lazcano. Su firme intención era pedirle que la dejara trabajar con él. “Como todo el caballero que es y tan sencillo, me aceptó”. Esa respuesta afirmativa fue el inicio de la solidificación del sueño de Carolina Sánchez Rocha. (Michel Alejandra Olguín Lacunza, Gaceta UNAM).

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