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15 semillas académicas

Las miradas y experiencias de algunos docentes que han visto la evolución del CCH

15 semillas académicas
Las miradas y experiencias de algunos docentes que han visto la evolución del CCH

En 2021, el Colegio de Ciencias y Humanidades cumple medio siglo de vida y es pertinente revalorar su sistema de enseñanza-aprendizaje. En ese sentido, mientras recordamos a sus miles de egresados reflejados en decenas de generaciones estudiantiles, es esencial referirnos a sus primeros profesores.

En esa tarea es imprescindible el libro Maestros fundadores (La Urdimbre Escolar, 2018), coordinado por el profesor Fernando Martínez Vázquez. La idea de reencontrarnos con un pasado que nos reafirma el presente, afirma Iriana González, una de las creadoras de este libro, “resulta necesaria cuando la memoria tiene mucho que decir”.

En ese sentido, este libro recoge la experiencia formadora de 15 destacados profesores, todos ellos, con una brillante y comprometida trayectoria docente.

 

Experiencia

El libro destaca, a través de entrevistas, las consideraciones de los quince docentes fundadores acerca de su trabajo formativo. Por ejemplo, para la profesora Marisela Álvarez, quien imparte Biología, “ser universitaria implica un gran orgullo, una responsabilidad y un compromiso”, y ese desempeño exige “contar con una cultura amplia y dar una imagen positiva de la UNAM”.

Vicente Ballesteros, quien impartía el Taller de lectura, siente que convivir con alumnos es un reto, pues son siempre cambiantes, y cree que los maestros antes eran unidos y colaboraban en distintas actividades, pero sobre todo eran quienes detentaban el poder en la administración académica.

Para José de Jesús Bazán, el profesor también aprende. Por eso no duda en señalar: “Tú eres el primero de los aprendices del grupo. Eres el primero porque tienes que decirles cómo, pero no eres diferente de ellos. Eso me hace feliz, para mí es el punto esencial”. Y desde el punto de vista del físico Juan Antonio Flores, la principal fortaleza del CCH es el modelo de organización democrática y el respaldo de la planta docente, a la que califica como “entusiasta”.

Por su parte, el ingeniero químico Marco Lagarde piensa que la principal fortaleza del CCH son sus docentes, “en especial aquellos que todavía siguen de verdad con la filosofía de la institución, no maestros que se paran al pizarrón y dictan”.

José Alfredo Martínez, quien imparte Química, está convencido de que lo que distingue a un buen profesor del CCH es el método con el que enseña y su habilidad para hacer pensar y razonar al alumno en todo momento. Y para Miguel Mercado, también matemático, la mayor fortaleza del CCH es su sistema, “pues tiende a ser una preparatoria, pero con ciertas libertades de cátedra y sin una persecución constante”.

Salvador Moreno, profesor de Matemáticas, cree que ser docente “es ser una persona que está abierta a las problemáticas de los estudiantes”. Y la bióloga Lilia Olivia Muñoz cree firmemente que el modelo del CCH se ha conservado al día y que, gracias al arduo trabajo de los profesores, no puede considerarse obsoleto. 

Rosa Elba Pérez, profesora de Química, extraña aquella solidaridad entre profesores, las reuniones sabatinas para planear y discutir las actividades que se iban a poner en práctica en clases. Por su parte, Susana Ramírez, también maestra de Química, valora el sistema educativo: “Al cabo de los años lo he entendido. El CCH me da muchas libertades para que yo realmente pueda ser creativa en mis grupos”.

También fue entrevistado el físico Juan Javier de San José, quien opina que los chicos del CCH “son los mismos de siempre, relajientos e ingenuos”, aunque reconoce que enfrentan más problemas sociales que antes. Asimismo, fue consultado para este libro el físico matemático Cirilo Sánchez, quien está convencido de que dar clases exige ciertas actitudes por parte del docente; por ejemplo, humildad y disposición para guiar y ayudar a los estudiantes. Por su parte, la historiadora Piedad Solís piensa que, a pesar de los problemas de desempeño de los alumnos, a ella la llenan de vida cada uno de los adolescentes que ha ido formando en casi cinco décadas. Y el químico Lorenzo Vega lamenta que hoy los jóvenes quieran “aprender todo fácil y rápido” y que les preocupe más la calificación que el conocimiento adquirido.

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