Artemio Sebastián Coronel Osnaya

Desde que ingresé al plantel Naucalpan en agosto de 2019, la vida interna escolar cambió por completo mis experiencias académicas, sociales y culturales, pues no sólo implicaba entrar a clases y descansar, sino también participar y ser activo en las clases, en las actividades que había en la explanada o de ir a conferencias, presentaciones y demás eventos, o a otros espacios como la biblioteca, la mediateca y el centro de cómputo. A realizar tareas, trabajos, investigaciones y a estudiar, o de ver y vivir situaciones fuera de lo común, entre muchos otros aspectos, que se volvieron la esencia de cada día dentro del CCH.

Llegaba a mis clases y participaba sobre de los temas planteados, interactuaba con todos mis compañeros. A veces caminaba y a veces corría por los pasillos para cambiarme de edificio y de salón para la siguiente clase. Acudía a charlas, me juntaba con mis amigos, cotorreaba y platicaba con ellos, y recorría los hermosos espacios y lugares que tiene mi plantel como sus jardines, las letras y la fuente que está frente al edificio H.

Durante el intercambio de clase o cuando caminaba por los pasillos, veía grupos de amigos platicando, cantando, con su música, cotorreando, o que iban a desayunar a la cafetería. Personas realizando trámites escolares, haciendo ejercicio en las barras o en los gimnasios al aire libre, acostadas en los jardines del plantel, tocando guitarra o jugando ajedrez en la parte donde se encuentra el Audiovisual y el área de Difusión Cultural, en clases de Educación Física o practicando algún deporte en el gimnasio o en las canchas, en asambleas de estudiantes. Y eventos donde se hacían denuncias o consultas por parte de la comunidad sobre diversos temas de gran trascendencia en el CCH y en la UNAM, ferias de libro o de cualquier temática. Me encontraba a mis compañeros, a mis amigos, a mis profesores y a trabajadores, funcionarios y directivos.

También, cuando me iba al centro de cómputo o a la biblioteca, veía compañeros estudiando, haciendo tareas, trabajos, leyendo un libro o sacando copias de sus libros, actividades y demás; viendo que mi día a día dentro del plantel tuviera esa esencia de la vida interna que caracteriza al CCH de todos estos aspectos. Por tanto, se volvieran experiencias muy bonitas y agradables para mí, y que el CCH se transformara para mí un espacio con una vida interna activa, comprometida y responsable con los estudios y con la sociedad, y que a pesar de la actual pandemia, sigue estando activa en línea, a distancia y que no se detiene.

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