UNAM

Debaten fortalezas y debilidades de la unam

En 1987 el Consejo Universitario acuerda congreso para solucionar los problemas

Debaten fortalezas y debilidades de la unam
En 1987 el Consejo Universitario acuerda congreso para solucionar los problemas

La planta docente y la comunidad estudiantil del Colegio de Ciencias y Humanidades inició en 1987 la discusión para hacer escuchar su voz de manera reflexiva, rumbo al Congreso Universitario, que tardaría más de tres años en celebrarse.

Lo anterior, como consecuencia de la iniciativa de reformas que planteó el rector Jorge Carpizo en la primavera de 1986, en el documento “Fortaleza y debilidad de la Universidad Nacional Autónoma de México”, escrito en el que el titular de la UNAM realizó un rígido análisis de las negligencias y omisiones que padecía nuestra casa de estudios.

El documento contenía 30 puntos, de los cuales destacaban en el ámbito escolar terminar con la ineficiencia para concluir estudios de licenciatura, rezagos en la titulación en el posgrado y la inequidad que para la mayoría de los egresados de bachillerato del país significaba el pase reglamentado a la licenciatura, que beneficiaba a los egresados de las preparatorias y del CCH de la UNAM. También planteaba revisar los asuntos relacionados con la presentación de exámenes extraordinarios y la duración de cuotas de carácter simbólico.

En tanto que, en lo académico, sobresalió terminar con el ausentismo, el incumplimiento a la legislación Universitaria y la existencia de profesores que cobraban, pero no trabajaban y, por último, a las autoridades se les cuestionó del abuso en la contratación de profesores sin pasar por concurso de selección.

A partir de ese diagnóstico, la Rectoría convocó a los universitarios a expresar sus opiniones y de abril a septiembre del año anterior, se recibieron mil 760 ponencias a cargo de consejos técnicos e internos, colegios, asociaciones y miembros del personal académico.

En ese contexto, el 10 de febrero de 1987, el Consejo Universitario acordó la celebración de un congreso, para la solución de los principales problemas de la UNAM, y el 24 de ese mes, el Consejo del Colegio aprobó la ampliación de un calendario escolar y los mecanismos para la participación de la comunidad.

El 12 de marzo, docentes y alumnos del plantel Azcapotzalco se organizaron para efectuar una segunda reunión, a fin de reflexionar sobre el Congreso Universitario. En dicha plática participaron Marcelino Perelló, de la Universidad de Sinaloa; Jorge Villamil Rivas, profesor del área de Historia del centro escolar, y Óscar Moreno.

Perelló enfatizó que el CCH representaba una alternativa para la educación en México, “pues no es una simple institución de enseñanza media; su papel en los acontecimientos sociales le ha dado un lugar privilegiado, y al mismo tiempo, una mayor responsabilidad en lo que concierne a la Universidad”.

A su vez, Villamil Rivera afirmó que el Congreso nació de un diagnóstico que, si bien resultó importante, también fue incompleto. “Pienso que, para los estudiantes de la UNAM, el Congreso es una conquista convertida en compromiso y obligación. De allí la tarea de analizar temas como los exámenes de selección o los departamentales; debe ser asumida con una discusión que se distinga por la argumentación y el razonamiento, sólo así se dará un proceso de cambio”.

Por otra parte, el 18 de mayo, Rafael Carrillo Aguilar fue designado director del plantel Naucalpan, y el 19 de junio, Javier Ramos Salamanca asumió como titular del plantel Oriente; ambos para el periodo 1987-1991.

En la UNAM, ese año, Juan José Arreola fue premiado por su aportación artística y el Rector inauguró los edificios de los institutos de investigaciones Históricas, Estéticas, Filosóficas y Filológicas, así como el de la Coordinación de Humanidades.

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