En la última sesión del 6º Seminario Central sobre Prácticas de Género en el CCH, Construyendo Masculinidades Saludables e Igualitarias, los docentes participantes plantearon avances de sus trabajos y compartieron sus reflexiones.
Juan Bravo Ruiz inició las presentaciones con el tema “Masculinidades alternativas”, las cuales son una corriente/discusión que promueven conductas y actitudes entre los jóvenes para trabajar hacia la igualdad, el respeto, el buen trato y la no violencia entre hombres y mujeres, en todos los ámbitos de las relaciones interpersonales.
En su ensayo, Bravo Ruiz destacó la investigación de una revista científica que aborda las masculinidades de manera interdisciplinar: la tradicional dominante, la tradicional oprimida y la nueva masculinidad alternativa.
La primera maneja la violencia hacia la mujer a través de los estereotipos machistas; la segunda da una forma de no violencia hacia la mujer, pero con una doble moral. La última maneja una forma alternativa para terminar con la violencia contra las mujeres, al promover relaciones de amor y respeto.
Por su parte, el docente Alejandro Romero mostró el avance de su ensayo sobre lenguaje incluyente, en el que afirmó que hasta hace pocos años se empezó a visibilizar el movimiento por los derechos de la mujer.
En su experiencia, percibió la importancia de deconstruir y construir, el conocer y practicar el uso adecuado del lenguaje y, sobre todo, el incluyente como un elemento importante para erradicar la violencia, la discriminación y la igualdad.
SE BUSCA PROMOVER LA EQUIDAD
Sobre los ensayos finales de los docentes participantes, Luis Alejandro Pérez eligió el tema “La masculinidad alterna como agente de cambio y promotora de una educación para la paz”.
En su presentación, el profesor desarrolló los temas de la violencia ejercida contra los hombres; la violencia patriarcal; la violencia social; y la violencia laboral/escolar.
Respecto a las masculinidades alternas como solución a las violencias, consideró replantear su concepto, abarcar la alteridad como factor para entender otras masculinidades y la comprensión del otro como agente de paz.
Andrés Muñoz indicó que se debe construir una sociedad más justa que implemente medidas que promuevan la equidad, la igualdad y la responsabilidad. Además, el Colegio debe generar un entorno para que su comunidad se sienta valorada y respetada.
“La integración de las masculinidades igualitarias en el aula es un proceso continuo que requiere del compromiso de toda la comunidad del CCH. Sin embargo, los beneficios para los estudiantes y para la sociedad en su conjunto son invaluables; al promover modelos de masculinidad más positivos e igualitarios, se podrá contribuir a construir un futuro más justo e igualitario para todos”, explicó.
CONDICIONES QUE INFLUYEN
La coordinadora del seminario, Lilia Guzmán Marín, recordó su ponencia del año pasado: “La perspectiva de género en la formación docente”, en la que realizó un análisis de la violencia y sus características en el ámbito educativo. Asimismo, enumeró las condiciones que influyen para ejercer la violencia, por ejemplo, el reconocer que esta conducta es aprendida.
La profesora mencionó algunos tipos de violencia como la psicológica, en la cual se provoca miedo, intimidación y se amenaza, con la idea de someter y aislar a la víctima; la emocional, que busca minimizar la autoestima a través de críticas; la física, que intenta causar daño a otra persona; y la violencia sexual, cometida en contra de la voluntad de otra persona.
Enumeró roles y estereotipos de género a través de la historia, como la visión androcéntrica en la que el mundo separa a mujeres y hombres, según los roles de género que deben cumplir; entre otros.
La maestra en enseñanza superior mostró características de la educación del siglo XVI hasta nuestros días y los avances en derechos de las mujeres.
Precisó que la perspectiva de género es producto de las luchas de las mujeres en el siglo XX, lo cual implica reconocer la problemática, las desigualdades y los estereotipos que ponen en desventaja a las mujeres.
La especialista resaltó que educar en género conlleva a reconocer y visibilizar el problema de la desigualdad e inequidad y violencia de género; abordar la perspectiva de género en el marco de los derechos humanos; la formación de los docentes en estos temas para hacer frente a una exigencia generalizada en los centros educativos respecto a estas problemáticas.
Por último, dijo que se debe ser incluyente desde la planeación didáctica, como tomar en cuenta bibliografía de mujeres científicas y destacadas en su área; impulsar un lenguaje inclusivo y de respeto; así como visibilizar a las mujeres en su participación al igual que los hombres y las personas no binarias.