La importancia de la alimentación y la actividad física es un tema fundamental en la adquisición de hábitos para una mejor calidad de vida.
Una alimentación correcta y completa, con el necesario aporte de energía, es esencial para asegurar un crecimiento adecuado, tanto físico como intelectual en la etapa adolescente.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las personas que realizan ejercicio físico de forma habitual también se alimentan de manera más saludable.
Por lo tanto, parece lógico que para cuidarnos de forma efectiva lo importante es empezar por una de estas dos cosas, con el fin de que la otra venga de la mano y sea más sencillo fomentar buenos hábitos que nos lleven a un mayor bienestar y a una buena calidad de vida.
La relación entre un estilo de vida saludable y la actividad física entonces nos puede encaminar a conocer una dieta equilibrada.
Algunas características principales de una dieta equilibrada son la variedad, ya que incluir alimentos de todos los grupos alimenticios como frutas, verduras, granos enteros, proteínas magras y grasas saludables, garantiza la ingesta de una amplia gama de nutrientes.
También se debe valorar la proporción. La dieta debe contener la cantidad adecuada de carbohidratos, proteínas y grasas. Los carbohidratos deben provenir, principalmente, de fuentes saludables como granos enteros, frutas y verduras.
Las proteínas pueden incluir opciones magras como pollo, pescado, legumbres y productos lácteos bajos en grasa. Las grasas saludables se encuentran en alimentos como aguacates, nueces, semillas y aceite de oliva.
Por otra parte, debe existir moderación, es decir, consumir la cantidad de calorías necesarias para mantener un peso saludable y equilibrar la energía que se consume con la que se quema a través de la actividad física.
La dieta equilibrada debe incluir la ingesta de fibra, ya que es importante para la salud digestiva y puede encontrarse en alimentos como frutas, verduras, legumbres y granos enteros. Además, ayuda a regular el sistema digestivo y a mantener niveles saludables de azúcar en la sangre y de colesterol.
Asimismo, debes beber suficiente agua, ya que es esencial para mantener la hidratación adecuada y facilitar numerosas funciones corporales, como la digestión, la eliminación de toxinas y el transporte de nutrientes.
Además, es importante minimizar alimentos procesados y azúcares agregados. Limitar la ingesta de grasas saturadas y sodio puede reducir la probablidad de padecer problemas de salud como la obesidad, enfermedades cardíacas y diabetes.
También es importante planificar las comidas con anticipación y hacer compras inteligentes. Esto puede ayudar a mantener una dieta equilibrada y evitar opciones poco saludables cuando se está fuera de casa.
Al adherirse a estas características se puede lograr una dieta equilibrada que proporcione todos los nutrientes necesarios para mantener una buena salud y bienestar general.
Sin embargo, es importante recordar que las necesidades dietéticas pueden variar según la edad, el sexo, el nivel de actividad física y las condiciones de salud individuales, por lo que siempre es recomendable consultar con un profesional de la salud para obtener orientación personalizada.
Referencias de consulta:
Benito, P, Calvo, S, Gómez, C. e Iglesias, C. (2014). Alimentación y nutrición en la vida activa: ejercicio físico y deporte. Madrid: UNED
Norma Oficial Mexicana NOM-043-SSA2-2005: Servicios básicos de salud. Promoción y educación para la salud en materia alimentaria.