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El camino de un investigador

Es hacer algo para lo que se es hábil y te hace feliz

El camino de un investigador
Es hacer algo para lo que se es hábil y te hace feliz

Convencida de que la investigación ofrece herramientas para tomar decisiones importantes en la vida, la doctora Patricia de Guadalupe Mar Velasco hizo un llamado a ser observadores, a preguntar y reflexionar, porque en las ciencias sociales y en las humanidades un investigador estudia todo lo que tiene que ver con el ser humano.

Al ofrecer la videoconferencia “La importancia del ejercicio de la investigación como parte de la formación académica”, Mar Velasco subrayó que no sólo se estudian sus conductas, sino su cultura, tradiciones, factores económicos, relaciones con otras personas y con las instituciones, porque todo ello nos da una perspectiva de algo o de alguien.

“Por ejemplo, ahora que tuvimos este acontecimiento importante con las elecciones, podríamos preguntarnos, si fuéramos geógrafos o sociólogos, cómo fue la conducta de los jóvenes electores y averiguar cuántos fueron a votar, cuántos eran hombres, cuántos mujeres, de qué zona de la República, en la CDMX, de qué alcaldías y si vamos más a profundidad, qué motiva que los jóvenes salgan o no a votar”.

Al mostrar cuál es el camino del investigador, la doctora en Historia por la Universidad de Viena, Austria, les dijo a sus escuchas que la licenciatura da las bases, da materias relacionadas con la tesis, y después pueden considerar un posgrado.

“Están jóvenes, no se desanimen con la inversión de tiempo que tengan que emplear, porque si les apasiona, esto vale para todo lo que hagan en la vida, no podemos vivir como burócratas, tienen que buscar y encontrar un nicho donde digan: estoy en mi elemento”.

¿Qué es eso?, continuó, estar cómodo en lo que hago, hacer algo que me gusta, algo en lo que soy hábil, ser feliz con lo que hago, algo en lo que soy bueno, tener aptitudes para eso, en un lugar desarrollando y sería sinónimo de estar.

Para ella, significa buscar y vivir de una manera intensa y apasionada, porque mientras estés en tu elemento el tiempo no importará, se pierde más tiempo, considerando si se hace o no algo que dura mucho. “No se abrumen cuando algo no sale, debe ser un impulso, saldrá para la próxima y no dejen de intentarlo. Al transitar nuestro camino lo vamos construyendo”.

En su generación, apuntó, veían que con la automatización del trabajo se reduciría la jornada laboral de seis a ocho horas, que tendrían más tiempo libre para dedicarse a lo que quisieran, pero fracasaron, “ahora resulta que somos muy trabajadores, ojo, esto lo tenemos que cuestionar, no podemos trabajar demasiado y descuidar nuestra vida personal, no somos máquinas”.

La vida, expuso, “es un acto singular y personal, yo tengo que decidir por mi vida, tiene un inicio y un final, a lo largo de este tramo, nuestros actos deben tener un contenido ético y moral, no podemos correr por la vida haciendo lo que queramos”.

Hay que entender la vida como algo orgánico, caótico, pero no hay que preocuparse por cosas que no valen la pena, pueden pensar “qué flojera estudiar tantos años”, pero no, la vida cambia y también su manera de ver las cosas, deben entender que conforme avanzan hacen camino al andar, la experiencia es algo fundamental, suma y abre nuestro horizonte y nuestra mente, la capacidad de comprensión y de hacernos preguntas más complejas.

“En la vida no hay problemas, sino retos para solucionar. Lo que no tiene remedio, ni modo, la vida se nos impone… Por eso las preguntas que nos hicimos, nos ayudan a conocernos”, concluyó.

Antes, al iniciar la sesión, la investigadora del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación (IISUE) puso en marcha algunas dinámicas en el grupo, tuvieron como objeto indagar cómo se sentían y cómo los había afectado el confinamiento, a las que los asistentes respondieron con adjetivos como frustrados, desesperados, abrumados, distraídos, nerviosos y desanimados, entre otros.  

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