Alrededor de 117 escritos a manera de cartas integran el libro El exilio interminable, de Marco Ángel, autor contemporáneo que por medio de su obra hace viva la palabra con un dejo de nostalgia y amor por sus raíces, en un suelo extranjero.
El texto, publicado por el Colegio de Ciencias y Humanidades y que forma parte de la Colección Textos en Rotación, se hace apetecible para esta temporada de convivencia entre familiares y amigos, porque se abordan temas de la cotidianidad humana que cobran más sentido y fuerza, cuando se está lejos de la primera familia y el país.
En más de 300 páginas, cada uno de los relatos se encuentran expuestos con soltura narrativa para hacer sentir a lector la calidez de los personajes, las situaciones culturales y de adaptabilidad de los seres humanos en un país distinto al que los vio nacer.
Es la historia de una familia compuesta por Marco, el padre; Juliet, la madre; Dante y Jego, los hijos del matrimonio que se encuentra en Londres.
Al inicio de este relato Marcos explica que en esa nación las cosas son de otra manera y que él lleva a México con sus cosas malas y buenas.
“Llevo al país conmigo, a cuestas, y me pesa más de lo que quisiera, porque él es lo que no debiera y yo seré siempre en lo que he sido: el ardor de otro verano, donde creí en la música de las palabras y en los sueños, y no sabía que todo aquello era una esperanza cuyo futuro era este final”, detalla el personaje.
La reflexión abre el preámbulo para querer indagar más sobre su historia, cómo fue que llegó hasta aquel país para estudiar; las primeras personas que trató y dónde conoció a quién sería su esposa.
Sobre algunos de sus compañeros relata: “Los conocimos en una reunión de estudiantes extranjeros; una era venezolana y la otra colombiana. Ésta era su tercera semana en Inglaterra y aún estaban felices y azoradas”.
En otra de sus cartas narra su amigo Hiram: “Hace días que nieva en las mañanas y en la tarde cae un granizo fino, bonito, que cubre las calles como de bolitas de unicel. El frío está del carajo, pero la gente está contenta haciendo muñecos de nieve, jugando con los niños. A los muchachos de la uni les da por hacer batallas de bolas de nieve y, a pesar de la temperatura, a veces encuentras a algunos de ellos en shorts”.
Otra probadita del nuevo mundo que descubre se encuentra la carta dirigida a su amigo César, en la que explica lo siguiente: “Para mí, el realismo mágico es Inglaterra”.
Sin lugar a dudas, uno de los pasajes más humanos de este personaje se encuentra en el relato que hace cuando Juliet se prepara para el nacimiento de su segundo hijo.
“Juliet llama al hospital, ellos nos asignan un equipo de parteras y preguntan si acepta recibir a una comadrona más, quien realizará sus prácticas profesionales. Las mujeres llegan casi enseguida, nos encuentran trapeando la casa porque estos días el instinto de nido de Juliet se ha activado como un afán de limpieza impenitente, y es más fácil restregar todo varias veces que convencerla de que no sería necesario”.
Queridos todos
“Disculpas por la tardanza en contestar, o en enterarlos de la nueva: nació Jego (sí, lo sé, pero es con ‘J’ de ‘Juliet’ o ‘James’, no de ‘Juan’ o ‘Jorge’) nació el 28 de junio a las 04:20, 4 k. Juliet y yo estamos felices, pero adentro de otro periodo en que el único propósito de la vida es dormir un poco más cada noche… ya saben, todo normal: llantos y popós cada 3 horas más o menos, noches brevísimas, días densos y lindos, un montón de trabajo más que hacer... pero sabemos que todo este esfuerzo es temporal (cuando él y Dante cumplan 18 años irán a la universidad, a trabajar o a conocer el mundo... en fin)”, finaliza.