Los escenarios apocalípticos son un espacio tan revisitado por el cine que, actualmente, es difícil pensar en nuevas formas en las que los guionistas y directores pueden darle la vuelta, pero creando aún así una historia que impacte y funcione.
Son tan variadas las historias que el postapocalipsis parece aburrido. Sin embargo, de vez en cuando todavía hay giros interesantes en este tipo de temas que logran convencer.
En el caso de Sobrevivientes: después del terremoto, la película se sitúa en alguna parte de Seúl, donde un gran terremoto (o una insinuada lluvia de meteoritos) destruye la ciudad, todo queda en ruinas excepto un único edificio: un conjunto de departamentos al que todavía sus propietarios logran acceder.
LOS DILEMAS MORALES
Rápidamente, los otros sobrevivientes se acercan buscando auxilio y refugio. En contraparte, la gente del edifico decide que no les conviene dejar entrar a personas nuevas, pues los recursos finitos serían difíciles de administrar y su destino sería morir.
Desde este momento se comienzan a plantear varios dilemas morales sobre la supervivencia y lo que el ser humano está dispuesto a hacer para lograrla, sin embargo, el escenario y la situación le da un toque extra, ya que el complejo de departamentos poco a poco se convierte en una metáfora de un país.
Los habitantes se vuelven “nacionalistas” e instauran su política y gobierno para lograr la coexistencia entre ellos mismos; destierran sin titubeo a los “extranjeros” y tal cual como en un país, el único requisito para vivir en el complejo es ser dueño de un departamento.
Por otro lado, aún con una idea creativa, hay ciertos elementos que se quedan cortos. El primero es la falta de contacto con el mundo exterior; sí, esto sumerge más al espectador dentro de la película, ya que nunca se sabe qué pasa.
Aparentemente, la historia asume que toda la humanidad pereció, no se habla en ningún momento de un gobierno de ese u otro país; en segundo lugar, se dice mucho de la precariedad, la falta de comida, agua, la escasez, pero este tema nunca se muestra.
Si bien la metáfora propuesta y ver el cuasi nacimiento de una nación es suficiente para sostener la premisa, poco a poco los clichés de las historias postapocalípticas los alcanzan; la comunidad contraria de exiliados se prepara y se levanta contra ellos.
Se trata de una herramienta muy común en éste tipo de historias, pero que al menos tiene un pequeño giro, si la leemos como una metáfora de la guerra y la conquista entre países.
El enfoque funciona bien y la cinta es agradable, pero tampoco va descubriendo el hilo negro en el subgénero postapocalíptico. Dudas y sugerencias a: luis@cchfilmfest.com
El dato
La cinta estuvo en la contienda para ser nominada a los Premios Oscar, representando a Corea del Sur, pero no fue seleccionada.
Se ha convertido en una de las 10 películas más vistas en Corea del Sur.