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EJE central en Mediaciones

La publicación reflexiona sobre los movimientos sociales, ya que han generado muchos cambios

EJE central en Mediaciones
La publicación reflexiona sobre los movimientos sociales, ya que han generado muchos cambios

En su número 8, Mediaciones. Revista Académica de Comunicación del CCH presenta al lector varios análisis y propuestas sobre el tema “Comunicación, protesta, movimientos sociales y culturales”.

En sus colaboraciones (ensayos, artículos, reseñas y entrevistas), la comunidad cecehachera podrá reflexionar en torno a las movilizaciones y las marchas en beneficio de las clases sociales, el género, la igualdad, y los derechos ambientales, “que son un termómetro que mide el clima de las sociedades y su evolución”, refiere la presentación.

Como preámbulo, explica que los movimientos sociales se distinguen por ser acciones colectivas que demandan la solución de una situación que se considera injusta, entre otras razones, debido a las profundas desigualdades económicas, sociales y culturales, así como a “las asimetrías en el acceso a bienes simbólicos, a tecnologías y derechos sociales, culturales y humanos”, entre otros aspectos relevantes.

Estas acciones son representativas de los siglos XX y principios del XXI, destacando en México los movimientos feministas y el de las madres buscadoras, entre otros. Además, se hibridan con expresiones culturales, étnicas, artísticas y digitales, y van construyendo diversas formas de expresión.

En esta ocasión, Mediaciones inicia con una entrevista realizada por el profesor Leonardo Eguiluz a la artista visual Gloria Frausto, quien habla sobre cómo fueron sus inicios en esta rama del arte y cómo aborda los temas para expresar ideas.

“En la Casa del Lago impartía clases de fotografía el gran Maestro Lázaro Blanco; él nos mostraba imágenes de todos los grandes maestros y al ver esas hermosas imágenes en blanco y negro, te atrapan y comienzas a tratar de mirar como esos fotógrafos. Y con el paso del tiempo y la práctica empiezas a capturar algunas buenas imágenes propias y cataplum quedaste atrapada”, señala la artista en la entrevista.

Asimismo, el artículo “Los movimientos sociales y la tecnología”, del profesor Carlos Alonso Alcántara, indica que en los últimos años se ha gestado una condición de autoorganización política y comunicación en la red que han repercutido en los espacios físicos y las entidades políticas.

Expone que, a lo largo del tiempo, se ha desarrollado una serie de voces de organizaciones políticas que han desmitificado la cultura del acceso a la red y las “planopias a favor de la hipermediación y las narrativas del dominio digital” (Silva, 2014).

“De esta forma, la tecnopolítica —entendida como el uso y la concepción de las herramientas tecnológicas para la comunicación, la organización y la acción políticas— ha marcado un cambio en las formas de la comunicación política de los grupos de resistencia y acción social”, señala.

El artículo “Freedom Summer: claves para el éxito de un movimiento social”, de Asaya Leví Pérez-Peredo, refiere que lo largo de la historia los movimientos sociales han sido la fuerza motriz detrás de los cambios significativos en la sociedad.

“En este ensayo exploro los cuatro ingredientes esenciales para un movimiento social, utilizando como ejemplo el Freedom Summer de 1964 en Estados Unidos, y agrego un componente, ejemplificándolo con las protestas de Hong Kong de 2019 y 2020”, revela la autora.

“La era digital y los movimientos sociales contemporáneos en México”, del profesor Marco Antonio Olivera Villa, es otro de los trabajos que se pueden analizar en esta revista.

El autor comenta que las redes sociales son una herramienta poderosa para visibilizar protestas y alcanzar audiencias masivas, y han democratizado la participación ciudadana, al proporcionar una plataforma abierta para la expresión de opiniones, la creación de alianzas y la promoción de la acción colectiva. Ciudadanos, activistas, organizaciones no gubernamentales, e incluso figuras públicas, encuentran en estos espacios digitales una manera eficaz de conectarse y colaborar”.

Sin embargo, “también han surgido desafíos sobre su uso responsable y ético (...) En este contexto, es crucial analizar el papel de las redes sociales como facilitadoras del activismo social en México y cómo estos movimientos han trascendido los límites digitales para generar cambios concretos en la realidad del país. En este ensayo examinamos el impacto de la era digital en la configuración de los movimientos sociales contemporáneos en México y reflexionamos sobre el potencial transformador y los desafíos que conlleva esta nueva era de activismo social”.

Por último, las docentes Norma Irene Aguilar Hernández y Laura Noemy Pérez Cristino presentan el artículo “Más vivos que nunca: 43 historias para investigar los movimientos estudiantiles”, donde parten de lo postulado por Sousa Santos (1998), quien afirma que las prácticas sociales y culturales tienen lugar en las instituciones educativas.

“En este artículo retomamos las cinco directrices que Nicolás Dip propone para profundizar, diversificar y enriquecer la mirada analítica de los estudiantes de bachillerato para estudiar los movimientos estudiantiles contemporáneos”, concluyeron las profesoras.

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