Francisco Javier Aguilar

Francisco Javier Aguilar

“Me sentí emocionado de pertenecer a una escuela moderna”, dice

Francisco Javier Aguilar
“Me sentí emocionado de pertenecer a una escuela moderna”, dice

La memoria de Francisco Javier Aguilar García está íntimamente ligada con el movimiento estudiantil de 1968. Por eso lo tiene tan presente. El profesor, que entonces estudiaba en la Preparatoria 3, fue partícipe de aquella fragorosa lucha en las universidades que salió a tomar el espacio público.

En entrevista, asegura que esa coyuntura política generó mayor conciencia social y política entre sus compañeros de generación. “Sentimos que había que abrir y cambiar nuestra cultura”, sentencia. Cinco años después de aquellos sucesos, Aguilar García terminó la carrera de Sociología en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) e ingresó como docente al plantel Sur del CCH. Era 1973.

El investigador recuerda que 1968 fue emocionante, pero al mismo tiempo espantoso. “Vivimos una época muy interesante y bonita. Se hablaba de los Beatles o la música latinoamericana, escuchábamos a Oscar Chávez. Nos tocó ver el surgimiento de muchas guerrillas y, lamentablemente, golpes militares en América Latina”, sostiene.

El catedrático también comenta que se involucró con el CCH cuando varios de sus compañeros en la FCPyS empezaron a dar clase en los primeros tres planteles, en 1971 y 1972. “Me invitaron, me inscribí y lo logré en 1973. Yo entré al Área Histórico-Social. Cuando se fundó el Colegio, era parte de todo un proyecto para renovar a la Universidad. Me sentí muy emocionado de pertenecer al CCH, ofrecía ser una escuela moderna, activa, con nuevos métodos de enseñanza, lo cual me pareció muy atractivo. Entre mis compañeros maestros y yo empezamos a construir nuestros propios textos, conforme veíamos que hacían falta para varios temas. Reuníamos a varios autores y armábamos libros para los alumnos, mucho de ese trabajo se hacía en las imprentas del CCH”.

El destacado investigador, que ha realizado varias estancias en el extranjero, expresa que también trabajaban con cartulinas, radios y televisores, “para ver otras cosas y no sólo escuchar el discurso del docente. Era un aprendizaje más autónomo, invitábamos a los estudiantes a que fueran más a la biblioteca, a la hemeroteca”.

Aguilar García considera que la fortaleza del CCH radica en que permite “continuar a la vanguardia con su Modelo Educativo, que pretende mejorar la enseñanza con mejores métodos de investigación”. 

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