En noviembre del año pasado, la Organización de las Naciones Unidas anunció que la humanidad había alcanzado la cifra de ocho mil millones de personas, situación que necesariamente nos debe hace reflexionar sobre las condiciones de vida de los habitantes, el acceso a los recursos naturales y la presión que existe sobre el ambiente para sostener a toda la humanidad y al resto de seres vivos con los que compartimos el planeta.
Hay que considerar que hace 12 mil años la humanidad sólo alcanzaba cuatro millones de habitantes y que en los 10 mil años siguientes su tasa de crecimiento fue tan baja que a inicios de la era común, hace 2023 años, la población sólo sumaba alrededor de 200 millones de habitantes.
Al leer esta cifra de manera individual nos parece muy grande, pero en realidad hoy en día sólo la población de Estados Unidos supera esa cantidad con alrededor de 330 millones de personas.
Para que la población del mundo se duplicara tuvieron que transcurrir muchos años. Tomó casi siete siglos para que pasara de los 250 millones a los 500 millones de habitantes en la primera parte del siglo XVI.
A inicios del siglo XIX fue cuando la población alcanzó los mil millones de habitantes y sólo tuvieron que transcurrir 125 años para duplicarse. El periodo más corto en el que se ha doblado la población fue de 1950 a 1987, cuando pasó de 2.5 mil millones a 5 mil millones en tan sólo 37 años. A partir de 1987 se han sumado mil millones de personas cada 12 años.
Los actuales 8 mil millones de habitantes no se encuentran repartidos homogéneamente sobre el globo, sólo el continente asiático alberga a un tercio de la población mundial, siendo China e India los países más poblados del mundo, pues cada uno de ellos cuenta con alrededor de mil 400 millones de personas. Esa cifra es abrumadora si la comparamos con México donde habitamos 130 millones.
A pesar de que China es el país más poblado del mundo, no es el que crece más rápido, de hecho, China presenta una tasa de crecimiento poblacional de 0.3%, de acuerdo con el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA).
Los países con un crecimiento población muy acelerado se encuentran en África, como Níger (3.7%), Guinea Ecuatorial (3.1%), República Democrática del Congo (3.0%) o Chad (2.9%). Estos datos contrastan con los de los países desarrollados quienes en conjunto tienen una tasa de crecimiento poblacional de 0.1%.
Algunos de los países más desarrollados presentan tasas de crecimiento negativas como Japón (-0.4%), Italia (-0.2%) y Alemania (-0.1%), esto significa que, en lugar de aumentar, su población disminuye.
Las tasas de crecimiento poblacional están relacionadas con las tasas de fecundidad, es decir, la cantidad de hijos que en promedio tiene cada mujer en edad reproductiva. Mientras que en los países más desarrollados la tasa de fecundidad es de 1.6 hijos por mujer, en países como Níger esta cifra es de 6.6. Otros países africanos con altas tasas de fecundidad son Somalia (5.7), República Democrática del Congo (5.5), Mali (5.5), Chad (5.4), Angola (5.2) y Burundi (5.1).
Con estas tendencias demográficas, se espera que pronto los países africanos se posicionen entre los más poblados del mundo, lo cual ha causado preocupación en la escena internacional, debido a que la población de África crece más rápido que su economía y los infantes recién nacidos se incorporan a un contexto de pobreza difícil de superar.
La reflexión debe girar, entonces, en qué tipo de vida estamos heredando a las nuevas generaciones y, en el caso de los cecehacheros, qué pueden hacer para mejorar esta situación para sus descendientes y, en general, todos los seres con quienes cohabitamos este mundo.
