Interculturalidad

PUIC, por una transformación profunda

Interculturalidad es parte importante de la formación integral: Del Val

PUIC, por una transformación profunda
Interculturalidad es parte importante de la formación integral: Del Val

La diferencia generalmente implica discriminación y racismo y es uno de los problemas esenciales en el país, cómo hacerlo explícito y trabajar en consecuencia implica una transformación cultural profunda, por eso es primordial actuar desde el ámbito educativo, consideró José Manuel Del Val Blanco, etnólogo y, desde 2014, director del Programa Universitario de Estudios de la Diversidad Cultural e Interculturalidad (PUIC).

De ahí la importancia de trabajar desde el bachillerato, puntualizó, pues es donde la gente construye su pensamiento crítico y formal,  “es el periodo en el que están formándose los muchachos y tienen que ser muy críticos con lo que reciben para poderlo transformar”.

Del Val recordó que el PUIC se construyó con el planteamiento de escuchar a los otros y construir la relación social a partir de lo que los otros piensan, no desde el pensamiento propio; porque hay una especie de “mono-pensamiento” que nos construyen en el modelo educativo y es ahí donde hay que modificar y dejar claro que la diferencia no implica, no constituye o construye, una desigualdad, porque reconocer la diferencia es crear una igualdad verdadera, consideró. 

Sólo así, expuso, se podrá tener una mirada crítica sobre cómo se comporta la gente, cómo nos acostumbraron a mirar a los otros, cómo vemos a los otros; hacer explícitos los planteamientos racistas, discriminatorios y luchar contra eso, de eso trata el programa.

 

Desde abajo

Para el docente universitario, como país se ha avanzado poco en el reconocimiento jurídico de ser una nación multicultural y plurilingüe; sin embargo, en la Universidad se está haciendo el trabajo de construcción de la interculturalidad desde abajo, en busca de una interculturalidad equitativa, que implica descolonizar el conocimiento y la forma en cómo construimos y vemos el mundo.

Para los que se reconocen como indígenas está el Sistema de becas, y para quienes no están en él pueden tomar la materia México, Nación Multicultural, que favorece la construcción de nuevas reflexiones y da profundidad al conocimiento de los demás y de uno mismo. Hay mucha interacción y participación, se tocan los temas que a los jóvenes les interesan y esto abre el espacio de transformación y de consolidación, consideró Del Val.

Agregó que en ese marco, los muchachos son partícipes de la diferencia real y consolidan su propia identidad y eso los fortalece en el terreno de su desarrollo personal; además, en el vínculo con su entorno, ellos escuchan, comprenden y construyen un conjunto de ideas que llevan a sus comunidades, cuando están con sus familias y dialogan en fin, producen un efecto de transformación positivo.

“La interculturalidad sólo prosperará si transformamos nuestras relaciones, no son las cosas, no son las personas, sino la relación entre las personas, en eso tenemos que actuar para transformar una sociedad”, señaló convencido el autor de México, Identidad y Nación.

 

Incidir en otros ámbitos

Del Val recordó que la UNAM destinó un programa para que los estudiantes becarios pudieran hacer proyectos comunitarios, ya se han elaborado algunos, donde los estudiantes ponen en práctica lo que en su comunidad necesitan, en cuestiones de medicina, de odontología, de organización en las comunidades, de desarrollo cultural; dotan de conocimientos para mejorar la actividad cotidiana de las comunidades.

Se da un proceso de crecimiento personal entre estos jóvenes, los acompaña también un sistema tutorial, donde se atienden problemas particulares, solicitan apoyos; en ese sentido van consolidando sus propios planteamientos. Es un proceso de acompañamiento que se da hasta que se reciben, destacó.

No obstante, hay que interculturalizar más; buscar la forma de que todos los que asisten al Colegio de Ciencias y Humanidades, sean indígenas o no, tengan una formación completa sobre estos temas; por ejemplo, el de la familia: el seno de todas las violencias está en ella y no se ha trabajado a profundidad.

“No hemos establecido una legislación adecuada de qué es ser papá o qué es ser mamá, qué es ser hijo o hija, y entonces todo ese proceso de maltrato en el hogar es la base de la violencia en el país y no se asume claramente, sólo se asumen las consecuencias, pero no las causas”, criticó el catedrático.

En su opinión, hay que transformar la idea de familia y establecer ciertos criterios para construir culturalmente una idea de la relación entre nosotros, muy diferente a la que maneja el capitalismo contemporáneo y que se reproduce en los hogares, en los modelos de información y comunicación, tenemos que atacar en la base de la formación.

De ahí la importancia de trabajar desde el bachillerato, donde los jóvenes deben hacerse responsables de su formación, ser muy críticos con lo que reciben, decodificar los conocimientos, ver qué pasa con la comprensión del mundo y su transformación. Es un momento especial el bachillerato porque están en el inicio de su formación profesional. 

“Estamos seguros que esta generación consolidará todas las transformaciones que se den en este país, y por eso nos interesa a nosotros”, puntualizó.

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