Arteconceptual

Joseph Kosuth fue precursor

El arte conceptual tuvo una recepción especialmente política en América Latina

Joseph Kosuth fue precursor
El arte conceptual tuvo una recepción especialmente política en América Latina

Joseph Kosuth fue precursor del arte conceptual y el primero en formular un programa artístico que ponía en duda el uso de la imagen o la representación como único medio de creación artística.

Para Kosuth, la imagen debía ser sustituida por conceptos. Se trata de un largo camino desde la “experiencia sensible” hasta el “pensamiento”. 

En su famoso escrito El arte después de la filosofía, Kosuth explica que la separación entre la estética y el arte se debe a que la estética reduce los elementos centrales del arte en aspectos formales, sensibles y dependientes del gusto estético. Para Kosuth sólo los objetos decorativos pueden describirse con esos parámetros.

El pintor estadounidense abrió una posibilidad distinta para el artista, ya no como ejecutante supeditado al formalismo, sino como crítico del sentido del arte para trascender las fronteras y límites de los lenguajes artísticos enmarcados en el modernismo.

Se entiende que la propuesta de Kosuth consiste en un nuevo giro desde la apariencia sensible hasta la idea; del objeto real a su concepto. El reto del arte conceptual es encontrar el concepto y no la apariencia sensible de las cosas. Esto último implicaría acceder a los conceptos en vez de representar objetos y, por ello, bastaría con usar definiciones en vez de imágenes. 

Desde un punto de vista platónico es cierto que no existe la posibilidad de construir una imagen de la esencia, v. gr., de la silla porque una silla real contiene características específicas que la distinguen de su concepto, por lo que el arte conceptual estaría obligado a suprimir toda representación. ¿Es esto posible? ¿Podemos prescindir de las imágenes? ¿Podemos separar el arte de la experiencia sensible?

Es interesante preguntarse hasta qué punto Kosuth cumple con lo que promete, aunque para críticos como Michel Seel y Juliane Rebentisch estas primeras acciones no lograron su cometido.

Así, aun cuando la instalación de Kosuth Cinco palabras en verde neón (1965) parecen descriptivas y completamente conceptuales, el uso de la luz neón en la instalación nos regresa nuevamente a la experiencia sensible, incluso a la experiencia del color.

¿Debemos considerar estas críticas como un desengaño del arte conceptual y la reivindicación del modernismo? No lo creo.

Es cierto que los críticos de arte escribieron una primera historia del arte conceptual de 1966 a 1972 y pensaban que era una propuesta no-estética que desaparecería en 1972, pero posteriormente se retomaron algunos planteamientos del arte conceptual. 

El arte conceptual tuvo una recepción especialmente política en América Latina.

Uno de los ejemplos más icónicos son los trabajos de artistas que tuvieron una dirección política y esto no fue una “réplica” de lo que se hacía en Estados Unidos o en Europa. El caso más emblemático fue la propuesta del brasileño Cildo Meireles con su proyecto Coca-Cola, de 1970.

En México también hubo una propuesta conceptualista. Carlos Blas Galindo relata que era un tema recurrente de los artistas mexicanos cuestionar el “arte” y su sentido.

Entre varios artistas mexicanos, se reconocen como conceptuales a Felipe Ehrenberg, Alberto Gutiérrez Chong, Melquíades Herrera, Víctor Lerma, Mónica Mayer, Adolfo Patiño, Eloy Tarcisio, Rubén Valencia o Pola Weiss.

Para Galindo, el arte conceptual es un meta-arte en tanto que se problematiza el arte, su institucionalización y mercantilización.

Asimismo, se pensaba que el arte conceptual dejaría de tener sentido después de la década de los setenta.

Sin embargo, al igual que en otras latitudes, el conceptualismo creció en la década de los noventa, hasta alcanzar un segundo periodo que Galindo llama postconceptualistas, que alberga artistas como Laura Anderson, Gabriel Orozco y Paula Santiago y fue Juan Acha uno de los críticos de arte que analizaron, discurrieron y promovieron el conceptualismo y el no-objetualismo, término acuñado por el crítico mexicano.

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