La UNAM alberga grandes murales que son patrimonio de los universitarios, por lo que debemos admirar y profundizar en la historia que hay detrás de cada pieza que embellece las diferentes entidades de la Universidad, exhortó la investigadora Dafne Cruz Porchini, del Instituto de Investigaciones Estéticas de la máxima casa de estudios.
La también autora del libro Arte, propaganda y diplomacia cultural a finales del cardenismo 1937-1940 fue la encargada de abrir las actividades de la Semana de las Humanidades y las Ciencias, que del 29 de agosto al 2 de septiembre se realizaron bajo el auspicio del Siladin. La doctora y maestra en Historia del Arte ofreció una videoconferencia para hablar del muralismo, a propósito de los 100 años que cumple éste y que conmemora la UNAM desde marzo pasado.
Vía virtual, la comunidad del plantel Azcapotzalco conoció los antecedentes del muralismo en el país, a través de la pintura de grandes exponentes como Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros. Este movimiento artístico, les dijo la invitada, surgió en la década de 1920 como parte de las políticas de modernización del Estado mexicano tras la Revolución de 1910.
Fue inspirado por el propósito “construir una identidad nacional para aglutinar a los diferentes sectores de la sociedad mexicana, dadas las profundas desigualdades sociales de la época, especialmente educativas y culturales”, consideró la estudiosa.
A lo largo de su intervención, Dafne Cruz hizo un recorrido por los murales más representativos del inicio del muralismo en México, concentrados en el Antiguo Colegio de San Ildefonso, donde, rememoró, “el entonces secretario de Educación, José Vasconcelos, concibió un proyecto cultural y educacional a gran escala a través de la pintura mural, y a escala nacional que incluyó dotación de libros, manifestaciones de música y danza, y la enseñanza de las artes en las escuelas primarias”.
Otro antecedente del muralismo es Gerardo Murillo, conocido como Dr. Atl, quien fue creador de nuevas técnicas de pintura y “hace una síntesis entre el arte europeo, el arte del Renacimiento, que es lo que los artistas aprenden en sus viajes y estudios por Europa”.
En un primer momento, dijo, los pintores aplicaban elementos de las vanguardias occidentales, como el expresionismo o el cubismo, pero después acabaron por apartarse de ellas; “el muralismo volvía sobre el contenido, pero renovado, con mitologías, relatos y adicionales”, que ilustraron la historia mexicana, los valores republicanos universales, el pasado prehispánico, el conocimiento, la modernización y el progreso.