El material, los recursos y estímulos aplicados a la clase de Educación Física son fundamentales, ya que permiten tener experiencias múltiples, mediante las cuales se va alcanzando la comprensión concreta y precisa de los objetivos propuestos y la capacidad de crear y transformar el conocimiento que se quiere alcanzar, en un ambiente lleno de emociones, sensaciones y experiencias propias de los estudiantes en actividades programadas.
La sugerencia es que desde la planeación se considere una gran variedad de recursos didácticos para ofrecer en cada sesión, según el objetivo establecido. Sin embargo, se deberá administrar su uso, a fin de no desorientar a los alumnos y se pierda el centro de atención del propósito de la clase.
También es importante señalar que cada tipo de material requiere una manera específica y personal de utilización y manipulación (según su forma, peso, volumen, textura, calidez) por lo que se necesita un tiempo y una atención, por lo tanto, requiere de un aprendizaje. Por eso no se recomienda utilizar materiales muy variados ni gran cantidad de ellos a lo largo de la sesión.
Cualquier material, sea convencional o alternativo, puede tener múltiples posibilidades; será necesario realizar actividades recreativas, creativas y utilitarias con formas de uso diferentes o no habituales. Para ello, es necesario plantear sesiones variadas y amenas, de forma que el material pueda tener diferentes significados y, como consecuencia, una distinta forma de ser utilizado y manipulado.
Varias son las clasificaciones que se han realizado del material y cada una de ellas parte desde un punto de referencia distinto.
Por ejemplo, unas se basan en la convencionalidad del material, es decir, del más tradicional al más alternativo; otras lo clasifican por su uso; unas más, por su relación con los contenidos, y finalmente, la clasificación que se basa en las relaciones perceptivas que se crean entre alumnos y entre alumnos y profesor, mediante la utilización del material.
Hernández (1995), en su obra Torpeza motriz, menciona la siguiente clasificación: las relaciones perceptivas que se producen se concentran en percepciones de informalidad, calidez, no privacidad, familiaridad y libertad.
Percepciones de informalidad, se refieren al carácter más o menos formal o convencional que se le dé a la actividad.
Percepción de calidez, es decir, la relación de aproximación a la interacción con el compañero en el uso, movilización y manipulación del material.
Percepción de no privacidad, en cuanto al material y a su interrelación con el alumno, utilización, organización y disponibilidad.
Percepción de familiaridad, centrada básicamente en dos tipos de material didáctico, específico y alternativo, considerando como familiar todo aquel material que se utiliza normalmente.
Percepción de libertad, dejar que los alumnos investiguen y encuentren nuevas formas de manipular el material que se presenta, tanto conocido o familiar como nuevo.
El material en la clase de Educación Física se puede presentar como un estímulo que permite que los alumnos perciban diferentes relaciones, a consecuencia de las interacciones que produce este trinomio (profesor-alumno-material). Nuestro interés será la utilidad que le podemos dar y la relación existente entre éste y los propósitos propuestos en el programa de la materia. Comentarios y sugerencias: Departamento de Educación Física de Naucalpan, con Francisco Martín Pérez Bravo: martin.perez@cch.unam.mx
