Sabines

A 25 años de su fallecimiento

En dos años se cumple el centenario del nacimiento del vate chiapaneco

A 25 años de su fallecimiento
En dos años se cumple el centenario del nacimiento del vate chiapaneco

Leer poesía es una experiencia indescriptible. El ritmo, las revelaciones a las que se llega, la profundidad del verso o la complejidad de las figuras retóricas logran en el lector una fascinación, por decir lo menos.

Quienes hemos sido estudiantes de letras, en cursos, diplomados, licenciaturas, llegamos al poema, casi siempre, por un autor o autora específico, un poeta que nos empuja a su marea mediante un golpe de timón a nuestra propia experiencia de vida. No me cabe duda de que para muchos estudiantes mexicanos o de  Iberoamérica, Jaime Sabines fue y sigue siendo un poeta trascendental.

Nacido en Chiapas en 1926, Jaime Sabines fue, junto con Rosario Castellanos, la figura literaria más importante del sur mexicano en cuanto a las letras. Poeta en todo el sentido de la palabra, le otorgó al universo cultural de México un verso sencillo, conversacional, cercano a los lectores, sin mayores pretensiones que las de un lector silencioso y honesto.

Fue autor de los libros Horal, La señal, Adán y Eva, Tarumba, Diario semanario y poemas en prosa, Yuria, Maltiempo y Algo sobre la muerte del mayor Sabines.

Sensible, franco y capaz de hallar metáforas muy efectivas, Jaime Sabines fue testigo de dos aspectos en especial a lo largo de su poesía: el amor y la muerte. Ejemplo de lo último es ese poema de largo aliento que es “Algo sobre la muerte del mayor Sabines”.

 

Déjame reposar,

aflojar los músculos del corazón

y poner a dormitar el alma

para poder hablar,

para poder recordar estos días,

los más largos del tiempo.

 

Convalecemos de la angustia apenas

y estamos débiles, asustadizos,

despertando dos o tres veces de nuestro escaso sueño

para verte en la noche y saber que respiras.

Necesitamos despertar para estar más despiertos

en esta pesadilla llena de gentes y de ruidos.

Poeta corporal, carnal, que centraba su mirada en el cuerpo de su amada, Sabines legó a los lectores un sinfín de poemas para la amada, que se convirtieron tan famosos como una canción popular. Lo anterior lo demuestra este poema que no necesita presentación:

 

Los amorosos callan.

El amor es el silencio más fino,

el más tembloroso, el más insoportable.

Los amorosos buscan,

los amorosos son los que abandonan,

son los que cambian, los que olvidan.

[…]

Los amorosos se ponen a cantar entre labios

una canción no aprendida,

y se van llorando, llorando,

la hermosa vida.

 

Ganador del Premio Chiapas, la Beca del Centro Mexicano de Escritores, así como del Premio Xavier Villaurrutia, Premio Elías Sourasky en Letras y el Premio Nacional de Ciencias y Artes en el área de Lingüística y Literatura, Jaime Sabines es, quizá, el poeta más reconocido y leído por los lectores de mediados de siglo XX.

Mítico es el recital que ofreció en Bellas Artes, donde dio lectura a una gran cantidad de poemas, y que fue grabado para después lanzarlo en audiolibro. Sabines no sólo era un tremendo poeta, sino que leía con una enorme emoción y dicción perfecta.

Acaso son estos poetas, a los que podemos sumar a Mario Benedetti, Pablo Neruda y Alejandra Pizarnik, quienes nos invitan a leer el poema desde la cercanía de lo cotidiano y lo sorprendente, hallan en lo aparentemente vano una esquirla poética.

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