La científica, divulgadora y escritora mexicana Gabriela Frías Villegas destacó la necesidad de subsanar el rezago de varios siglos que hay de mujeres en la ciencia, debido a que la ciencias es para todas y todos; “porque es un derecho, pero también una necesidad, pues está en todas partes y necesitamos acercarnos a ella para tomar decisiones sobre nuestra vida y entorno”.
A propósito del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, Frías habló a las y los jóvenes del plantel Azcapotzalco sobre su experiencia, a fin de interesarlos en las áreas en las que ella se desenvuelve, con la convicción de que “necesitamos puntos de vista, sensibilidades e inteligencias diversas” en el campo de las ciencias, ingenierías y matemáticas.
“Acabamos de pasar una pandemia terrible y necesitamos aprender sobre el virus, la enfermedad y de la importancia de las vacunas, etcétera”, subrayó.
Debido a la pandemia, comentó la doctora en Filosofía de las Ciencias, hubo un despliegue científico de biotecnología impresionante; “en menos de un año tuvimos vacunas espectaculares, el tema es que la gente se acerque a la ciencia como parte de la cultura. Tenemos científicos y científicas de primer nivel, pero a veces no contamos con el apoyo para que la ciencia llegué a todos los ámbitos”, observó.
Sus investigaciones actuales en derechos humanos, expuso, son sobre cómo podemos utilizar el arte y la ciencia para comunicar, “soy escritora de ensayos de divulgación de la ciencia. Cuando cursaba la preparatoria me dijeron que sólo podía elegir una carrera y yo quería la interdisciplina, pero en aquel entonces fue un drama y ahora la interdisciplina está de moda”.
Refirió que su abuelo Anselmo Villegas era poeta y medio inventor científico, tenía una colección de libros y fue el responsable de que le gustara mucho la literatura y la ciencia, “me enseñó a experimentar, me gusta mezclar la ciencia ficción con la ciencia, ambas me parecen muy divertidas, cuando era pequeña no había tablets, ni celulares y había una sola tv para toda la familia, entonces lo único que podías hacer era leer”.
En la prepa tuvo un profesor que les subía puntos si leían libros de ciencia ficción, como Contacto de Carl Sagan; uno que le encantó fue Yo, robot, de Isaac Asimov, que al igual que los cuentos de Jorge Luis Borges, dijo, tienen que correr a buscarlos y leerlos.
Luego, en la Facultad de Ciencias las clases fueron espectaculares, uno siempre se imagina a los matemáticos haciendo cuentas enormes y despeinados, pero en realidad crean mundos de ficción con reglas como las leyes de la robótica y se imaginan qué podría pasar en ciertos mundos extraños, entonces son juegos de intelecto e imaginación y la verdad es que son padrísimos, puntualizó.
La merecedora de la presea Sor Juana Inés de la Cruz compartió que en algún punto la invitaron a colaborar en el Instituto de Ciencias Nucleares, para contar historias de ciencia;“imagínense, después de que me dijeron que no iba a funcionar en el carrera que elegí, durante esa época me tocó viajar a experimentos de todo el mundo, fui a la NASA, a las Islas Canarias, donde observé algo increíble: la Vía Láctea.
”Viajé por varios Institutos del mundo contando historias de ciencia, realizando videos y festivales de ciencia y muchas otras cosas”.
¿Para qué les cuento esta historia?, concluyó, “porque es importante que sepan que, si tienen un interés y lo desarrollan, aunque todo mundo les diga que no, que por ahí no va la cosa, no deben hacer caso, hagan lo que les gusta. Cualquier actividad humana o carrera es para todas y todos, porque casi siempre nos tratan de desanimar; si quieren ser escritores, llegar a Marte, ser abogados, ingenieros o lo que sea, tienen que ser creativos y ponerse a hacer cosas”.
