Teatro Isla de Próspero

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El culto al director debe desaparecer y dar paso al trabajo creativo conjunto

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El culto al director debe desaparecer y dar paso al trabajo creativo conjunto

Quizá antes de desarrollar la idea principal de este artículo, valga la pena comentar que soy una directora de teatro muy apasionada de su profesión. Para mí, la dirección teatral nos permite ser contadores de historias, pero, a diferencia del narrador o del dramaturgo, no utilizamos el papel y la pluma para hacerlo. Nuestras materias primas son los actores, las imágenes, la poética escénica y el texto dialogado. Así pues, cada obra de teatro que se dirige es una oportunidad nueva de creación. Las relaciones que se establecen en cada proyecto lo hacen único, lo que me parece una de las características más atractivas de mi profesión.

Una vez aclarado el amor profundo que siento hacia lo que hago, he de decir que resulta urgente que nuestra profesión se reinvente. Aquí no solamente estoy hablando de cómo la pandemia provocada por el Covid-19 nos obliga a repensar los medios para transmitir nuestras poéticas teatrales, sino que me estoy refiriendo al problema que ha generado el culto al director.

A finales del siglo XIX, Konstantín Stanislavski reinventó nuestra profesión, pues la dirección pasó de ser sólo el ojo que desde fuera de la obra dirige el movimiento de los actores en escena, a ser una figura central que debía crear un concepto para toda la puesta. Este cambio significó que el director debía apropiarse del significado del texto dramático escrito, para darle un cause personal y contar su visión de la historia a través de los mecanismos que consideraba favorables o necesarios. Esto dio enormes frutos a lo largo del siglo XX, pues los grandes directores se encargaron de reinventar el teatro y es así como Meyerhold, Piscator, Brecht, Brook, Wilson o Boal y mujeres como Bausch, Bogart y Carrasco, en años más recientes, han transformado la poética de la puesta en escena. De alguna manera los y las directoras han creado un sello tan personal que, por ejemplo, una historia muy conocida como Romeo y Julieta o Un tranvía llamado deseo, se convierte en toda una nueva experiencia para el público cuando va a verla dirigida por alguno de los grandes nombres.

Sin embargo, el problema de esta forma de trabajo es que el teatro se convirtió en un espacio de creación piramidal, en el que la visión del director rige totalmente la puesta en escena, de tal suerte que el resto de los creadores escénicos tienen -paradójicamente- menos oportunidad de crear.

En este sentido, la naturaleza de un arte colectivo se ha ido sesgando para convertirse en una experiencia en la que los directores ordenan, disponen y utilizan a los artistas en favor de su visión. Asimismo, el problema del culto al director es que al generar una dinámica vertical de trabajo impide ofrecer al público un producto de trabajo colectivo. Esto me parece grave porque, a diferencia de otras manifestaciones artísticas colectivas, los creadores escénicos comienzan a sentir el espacio teatral como un lugar en el que funcionan, tienen un trabajo, pero no en el que pueden crear. 

Si bien es cierto que una producción escénica debe ser homogénea para que su discurso sea coherente y pueda transmitir lo que desea al público, resulta indispensable que se lleve a cabo una transformación en las dinámicas de trabajo para que la creación se dé en forma horizontal. Si se elimina el culto al director y éste se asume con una responsabilidad, sí, pero con la misma jerarquía que todos sus colegas, estaríamos en posibilidad de crear juntos.

En la medida que se respete la posibilidad de crear de todos los involucrados, el culto al director cederá a favor de los encuentros entre artistas que producen juntos experiencias para el público con visiones más globales y, en consecuencia, que podrán establecer comunicación con más audiencias.

Nosotros somos Olivia Barrera y Juan Alberto Alejos, juntos formamos Teatro Isla de Próspero. Síguenos en Instagram: @isladeprospero o en nuestra página de Facebook: @teatro.isladeprospero y déjanos tus comentarios. 

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