Un total de 86 alumnas y alumnos de cinco grupos de plantel Naucalpan participaron en una investigación sobre 20 hortalizas, a partir del establecimiento de un huerto escolar, además hicieron un plan de dieta de un mes, cuyo propósito fue que conocieran y aumentaran el consumo de alimentos complementarios.
La investigación, en la que participaron los profesores Karen Flores, Jerzzain Israel Rebolledo, Alondra Reyes, Shannon Rico López y la autora, partió de la premisa de que los hábitos alimentarios se componen de un consumo no saludable, alto en grasas y poca ingesta de frutas y verduras (Alvarado y Luyando, 2012).
Y que estos hábitos se ven afectados por factores externos como los horarios de escuela, la disponibilidad de alimentos que hay en ellas, un número reducido de alimentos que se consumen en casa, presión de los amigos y cambios propios de la edad (Delgado et al., 1997).
De ahí que su objetivo fue construir un huerto escolar bajo invernadero en el plantel, por considerar que éstos no sólo promueven una alimentación y estilo de vida saludable, sino que son un recurso educativo, social e incluso terapéutico, que fomentan la salud nutricional, la responsabilidad ambiental, así como relaciones interpersonales, habilidades cognitivas, conocimientos transversales, calidad de vida escolar y autodeterminación en los estudiantes (Merçon et al., 2012).
Como parte de este trabajo se construyeron cuatro jardineras dentro del invernadero de 2 x 1 m, se germinaron semillas de cada hortaliza y se les mostró a los alumnos el crecimiento de éstas; en una siguiente fase, los alumnos visitaron el huerto escolar e hicieron cosechas de hortalizas y el plan de dieta, tras lo cual contestaron un postest.
Al comparar los resultados de pretest y postest, se pudo observar que hay un cambio considerable en el consumo de hortalizas; también se encontró que los alumnos integraron a sus dietas otras hortalizas no consideradas como chayote, chile poblano, hongos, flor de calabaza, chilacayote, chile cuaresmeño, rábano, camote, elote, cilantro, setas, ajo, aguacate, germen y trigo.
Fuentes consultadas:
Alvarado E. y Luyando J. (2012). “Alimentos saludables: la percepción de los jóvenes adolescentes en Monterey, Nuevo León”. Estudios Sociales. 21 (41), pp. 144-164.
Delgado, M., Gutiérrez, A. y Castillo, M. (1997), Entrenamiento físico-deportivo y alimentación de infancia a edad adulta. España: Paido.
Merçon, J., Escalona, M., Noriega, M., Figueroa, I., Atenco, A. y González, E. (2012). “Cultivando la Educación Agroecológica. El huerto como colectivo urbano como espacio educativo”. Revista Mexicana de Investigación Educativa. 17 (55): pp. 1201-1224.
