Ferrari

Mirada al automovilismo

No terminan por cuajar todos los conceptos de esta película biográfica

Mirada al automovilismo
No terminan por cuajar todos los conceptos de esta película biográfica

“Pídele a un niño que dibuje un auto y lo pintará rojo”. Esta es una de las tantas frases míticas de Enzo Ferrari, el famoso creador de la marca de autos italiana que representa muchas cosas dentro de esa industria. Es sinónimo de respeto, lujo y velocidad. Enzo nunca fue un piloto o, al menos, no uno bueno, pero supo convertir su apellido en una leyenda.

Michael Mann explora un breve periodo de la vida de la figura italiana, después de la muerte de su primer hijo, Dino Ferrari, y mientras mantenía una segunda familia oculta, a su vez que se preparaba para evitar la quiebra con la llegada de Ford y marcas competitivas al deporte del motor.

Enzo Ferrari (Adam Driver) se presenta como un personaje de respeto, poderoso, un estratega que, sin embargo, ha sido golpeado por el destino.

La muerte de su hijo y la distancia emocional con su esposa Laura (Salma Hayek) son evidentes, pues a pesar de ser el hombre más respetado de Italia, no es respetado por sus conexiones humanas.

Es importante entender que la película es un drama familiar antes que un filme de autos, lo que no tendría que ser contraproducente, pero en este caso lo es.

El drama familiar, político y financiero que busca retratar Michael Mann rápidamente pierde interés, el factor sorpresa nunca existe.

Nombres de personalidades importantes, otras marcas, competencias, etcétera, son elementos recurrentes dentro de la historia que nunca terminan de funcionar, ya que se pierden en un mundo demasiado grande que el guion no termina de abarcar.

Esta misma confusión se traslada a la realización, que si bien es de celebrar la fotografía tan bella y la forma de recrear espacios y tiempos icónicos, también, en los momentos de más acción, se pierden en la confusión.

Mann no da en el clavo cuando se trata de crear una escena de persecusión coherente y emocionante. Los planos y la cámara inestables vuelven confuso saber quién es cada piloto, un gran problema para una película con temática de autos. 

Sin embargo, dentro de los elementos a destacar está una impecable actuación de Adam Driver, que de verdad se convierte en el Vito Corleone de los autos.

Por otro lado, Michael Mann entiende de que se trata el automovilismo cuando Enzo da un breve discurso a sus pilotos y los incita a frenar más tarde que el piloto de lado. Entiende la mentalidad de los grandes pilotos y las consecuencias mortales que esta idea puede traer.

Aunque Mann buscó imprimir en su cinta la pasión por el deporte motor, mientras que contaba la vida del hombre más respetado de Italia, se quedó a medias en todo, no por ser un drama familiar, sino por no terminar de cuajar todos los conceptos. Dudas y sugerencias a: luis@cchfilmfest.com

 

El dato

La película se filmó en Italia, en la Emilia-Romaña.

Patrick Dempsey, conocido por su popular papel en Gray’s Anatomy, es también piloto de carreras en la vida real e interpreta la profesión dentro de la película.

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