El amor es un fenómeno complejo y tiene cuatro dimensiones que se deben tomar en cuenta: se trata de un proceso neuroquímico donde la biología está involucrada en las relaciones afectivas; es una construcción social, es un modelo de apego y está relacionado con el deseo, señaló Sofía Sarabia, corresponsable del Programa Personas Orientadoras Comunitarias de la Coordinación para la Igualdad de Género de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Durante la conferencia “Exploremos el Amor”, la también profesora de la Facultad de Filosofía y Letras expresó que, de acuerdo con la bióloga Helen Fisher, la base del amor “es una necesidad biológica y evolutiva, en el sentido de que la necesidad de vincularnos ha sido un mecanismo de supervivencia de la humanidad, que comparte los mismos mecanismos que el hambre o la sed”.
La también exbecaria del Programa Jóvenes Creadores del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA) en el área de Ensayo Literario añadió: “Muchas veces pensamos que no tiene nada que ver con nuestro mecanismo de supervivencia, pero sí, porque el amor como proceso bioquímico está orientado a que los seres humanos conformemos grupos para nuestra protección, supervivencia y posteridad, las familias, las sociedades, etcétera”.
“Es importante que entendamos que el amor es un proceso bioquímico, porque los procesos que surgen en nuestros neurotransmisores, hormonas, feromonas, todas las sustancias que se echan andar con el enamoramiento controla muchas de nuestras conductas, que en ocasiones son indescifrables; por ejemplo, la serotonina está asociada con la sensación de bienestar, cuando nos sentimos importantes, nos da seguridad y placer”, dijo.
En lo que se refiere a la oxitocina, resaltó que tiene que ver con el apego que se libera cuando damos un abrazo, una caricia, “incluso es una hormona que se libera cuando la mujer da a luz, con la lactancia; por lo que cuando se dice que las mamás naturalmente aman, ahí también, hay procesos químicos que intervienen.
Por otra parte, están las endorfinas, que aumentan nuestra energía, reducen el dolor y sufrimientos. Cuando se enamoran les cuesta trabajo dormir, poner atención, “nuestra mente está enfocada en ese objeto de nuestro enamoramiento, de nuestro afecto, pero todo es parte de este proceso bioquímico”, dijo.
De esta forma, Sofía Sarabia refirió que la dopamina está relacionada con la satisfacción y vemos que el amor como proceso bioquímico, hay dimensiones que no entendemos y controlamos en nuestros cuerpos y que influyen en nuestra conducta; y al ser seres sociales, culturales a estos procesos se les dota de un significado que hace que tengamos ciertas expectativas en cuanto al amor, “de que es un fenómeno romántico, nos han dicho que el propósito en la vida es enamorarnos, tener una pareja y casarnos, ustedes que están en una etapa que cuestionan esas cosas saben que no es cierto”.
