Exploran el universo microscópico marino

Jóvenes hacia la Investigación

Los microbios, virus, bacterias y hongos son fundamentales en los ecosistemas

Jóvenes hacia la Investigación
Los microbios, virus, bacterias y hongos son fundamentales en los ecosistemas

Con una invitación a reflexionar sobre el papel que el ser humano juega actualmente en los ecosistemas marinos, particularmente en la producción de basura inorgánica que termina en los océanos, la científica María Ana Fernández Álamo, del Laboratorio de Invertebrados de la Facultad de Ciencias, se dirigió a los estudiantes del plantel Sur del Colegio de Ciencias y Humanidades, a través de la conferencia “Zooplancton marino”.

La actividad, organizada por el Programa Jóvenes hacia la Investigación en Ciencias Naturales y Matemáticas, apoya la unidad II “Biodiversidad de México”, de la asignatura de Biología IV, explicó la profesora Rosa Griselda Moreno Navarrete, quien agregó que es un tema que pocas veces se difunde.

 “Aunque son organismos que no se ven a simple vista, están en los océanos y son de vital importancia. La idea es que los estudiantes se interesen y surjan proyectos de investigación”, señaló.

 

Jóvenes, el cambio

La bióloga María Ana Fernández, quien ha trabajado y estudiado dichos organismos por 40 años, compartió que es importante platicar con los chicos de bachillerato, ya que es en esta etapa donde realmente se motivan y se enteran de este tema, del cual poco se difunde.

Los jóvenes, dijo, son bienvenidos a la Facultad de Ciencias, a los laboratorios, a que conozcan lo que se trabaja y nos ayuden, para que así ellos también se maravillen al ver estos bichos, ya que tienen formas bellísimas.

Explicó que estos organismos se encuentran en todos los sistemas acuáticos; de hecho, consideró, el planeta no debería llamarse Tierra sino Océano, ya que predomina el agua.

Incluso se sabe que a profundidades de entre 6 mil o 7 mil metros hay registros de éstos, sin embargo, aún es poco lo que se conoce a nivel global, sobre el conocimiento biológico, “apenas estamos en la orilla, en la superficie tratando de ver qué hay”.

Estos animales, dijo, juegan un papel importante en la dinámica de los ecosistemas acuáticos ya que representan el engrane en la transferencia de la energía entre los productores primarios (fitoplancton) y los niveles tróficos superiores.

Además, se alimentan de fitoplancton, de algas unicelulares y pluricelulares que están en la superficie del agua y hasta los 200 metros de profundidad donde llega a penetrar el sol; ellos son los encargados de captar la energía solar y transformarla en energía biológica.

Posteriormente, estos bichos son comida de organismos de mayor talla, como peces, ballenas, delfines, aves; es aquí donde las personas los aprovechan directamente de las pesquerías marinas abiertas o la acuacultura, al ser fuente de consumo humano.

Al referirse al impacto del ser humano, señaló que los sistemas de agua dulce proveen agua para el consumo, la agricultura, el uso industrial y la higiene, mientras que los sistemas marinos sirven para la fabricación de fertilizantes, aditivos e ingredientes cosméticos. Ambos sistemas se utilizan para la obtención de alimento, el transporte y la recreación.

No obstante, subrayó, se ven amenazados por la contaminación causada por los desechos de la agricultura y de las zonas urbanas, la introducción ­—intencional o no— de especies exóticas en hábitats específicos, la sobrepesca, la explotación de las zonas costeras e incluso el calentamiento global.

Es precisamente la humanidad, expresó, la que está rompiendo los ciclos fisicoquímicos y ahí es donde tenemos los problemas de contaminación. El planeta es de microbios, de virus, de bacterias, de hongos y todos tienen una función. El humano se ha encargado de romper esas funciones, por lo que hay que hacer mucha conciencia, revalorar todo.

En ese sentido, argumentó, sólo acercando la ciencia a los jóvenes es como se pueden motivar en su estudio; enseñarles a apreciar lo que es el fenómeno de la vida. Si los iniciamos en ese camino se podrán hacer muchos cambios.

Para concluir, la científica se congratuló al ver las caras de sorpresa y asombro, pero sobre todo de interés de los jóvenes al observar algunos de estos microorganismos a través del microscopio en los laboratorios CREA, del Siladin del plantel Sur, y los invitó a que asuman una visión crítica de todo lo que les rodea.

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