Desde pequeño, las ilustraciones de los libros de astronomía y biología le atraían, por horas podía estar observando los componentes del espacio, plantas o animales, eran los primeros acercamientos a dos disciplinas que lo han fascinado; años después, al cursar el bachillerato, se convenció de que su futuro está en el estudio de la biología, ciencia que lo llevó, en días recientes, a ser galardonado con una medalla de oro en la 12 edición de la Olimpiada Universitaria del Conocimiento 2023.
Es Fernando Emiliano Nava Jiménez, estudiante de sexto semestre del Colegio de Ciencias y Humanidades, plantel Oriente, quien recibió de manos del rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, el doctor Leonardo Lomelí Vanegas, el reconocimiento por haber demostrado amplios conocimientos en el área de la Biología.
“Gracias a mi profesora de la materia, en tercer semestre, confirmé de manera indirecta que mi lugar estaba en las ciencias, específicamente en la biología. Durante los dos semestres del curso sentí una afición muy grande por entender cómo funciona el mundo, la vida, sus procesos, su desarrollo, su evolución, pero sobre todo cómo yo y todos somos parte de ella”, señaló el joven.
De hecho, compartió, esta disciplina es muy hermosa; “creo que cuando estudias biología ves el mundo con otros ojos, dejas de verlo como si fuera algo estático, y en cambio ves el mundo de una manera más compleja, dinámica, como un proceso que se complementa, ves al mundo con ojos más profundos”.
Demostrar sus capacidades intelectuales, pero sobre todo superar el reto de poner sus conocimientos a prueba fueron los motivos que lo llevaron a participar en la Olimpiada Universitaria del Conocimiento; “quería salir de mi zona de confort, y quería probarme a mí mismo y a los demás de que era capaz, reafirmar qué es lo que sé y qué no”.
Este certamen, afirmó, que cambió su forma de ver dicha ciencia. La biología es experimental, por tanto, siempre hay que probar las cosas, nuestras ideas; por lo que siempre va a cambiar, va a avanzar, y esto es la parte bella del conocimiento científico.
Al referirse a los aprendizajes de dicha experiencia, el alumno compartió que aprendió a superarse. “A ir más allá de lo que uno cree que es posible, y nunca quedarse en la zona de confort, aprender a ser valiente, a no tener miedo, aunque la situación se vea un poco drástica o infunda nervios y otras emociones; también me enseñó a ser perseverante”.
Sobre su preparación, destacó que tuvo que dejar un poco los pasatiempos y las relaciones sociales, “no significa que me volví un ermitaño, pero sí dediqué más tiempo para estudiar, revisé guías de olimpiadas pasadas y libros de biología. También mi profesora me dio técnicas de cómo manejar el equipo de laboratorio que podría llegar a usar en la segunda etapa del concurso, fue una formación tanto teórico como práctica”.
Sobre el concurso, destacó que es una buena forma de que los estudiantes se prueben a sí mismos, demuestren sus conocimientos y lo vean como una forma de orientación vocacional. “Yo reafirmé que quiero estudiar biología, es a donde yo quiero ir. Me veo en unos años terminando mi carrera con un título de grado, y quizás por empezar un posgrado, hacer investigaciones, incluso me gustaría mucho ser docente”.
La educación, dijo, aunque suene repetitivo, cimenta la forma de actuar de todos nosotros, desde nuestros primeros años de vida nos construye como personas, si nos enfocamos a tener una educación completa, sólida, de calidad, que integre las ciencias, las artes y las humanidades pienso que la sociedad mexicana puede cambiar.
No obstante, subrayó la importancia de reafirmar el papel del conocimiento científico. “La ciencia nos permite abrir horizontes, ver el mundo de una manera mucho más certera, por lo que es importante llevarla a los niveles más básicos de la educación, sobre todo si queremos el desarrollo de nuestro país”.
Además, ver más hacia el desarrollo tecnológico propio. “Sin ciencia no hay tecnología, van ligadas de la mano y la tecnología permite desarrollarnos como país. También hay que atender el desarrollo medio ambiental y la protección de los recursos”.
Por último, el estudiante se dijo sentir orgulloso de pertenecer a esta Universidad y ser parte de las actividades que ofrece. “Invito a mis compañeros a que se pongan a prueba, a que siempre busquen ir más allá y sigan aquello que les apasiona, pero siempre con los pies en la tierra y mirando hacia arriba, hay que ser realistas, pero también soñadores”.
“Quería salir de mi zona de confort, y quería probarme a mí mismo y a los demás de que era capaz”, dijo Fernando Emiliano.