Las calles continúan manchadas de sangre. Lo único que observamos son las lágrimas de una madre.
—¡Han matado a mi hija! exclama, cortando ella misma su garganta con el filo mortal de esas palabras, que permanecerán intactas en su memoria. Pero, transcurrido el tiempo, México las olvidará.
Sangrarán las heridas al recordar que este país sin memoria va a olvidar.
¿Por qué nos olvidas, México? Nosotras que nunca nos olvidamos de ti, de tus fiestas y de tus héroes que nos dieron libertad inconclusa y nos hicieron reclusas de nuestros hogares, para poder nuestra vida preservar.
No seas tan egoísta y observa el llanto de nuestras familias.
No te olvides de tus hijas, las miras a través de una rendija, que muestra nuestra penosa realidad.
México, no olvides, esa es tu terrible verdad, los violadores que encubren tus leyes, esos hombres violaron a una mujer más.
No nos dejes en el olvido, dentro de una carpeta de investigación de la policía federal.
No dejes que tu gobierno le diga a mi madre que su obligación era cuidarme y que mi caso se cerrará.
¿Será que no quieres aceptar la verdad?
Tus hijas hablan por su libertad con el rostro cubierto, viendo el descontento que generan en la sociedad.
En mi soledad idealicé una vida libre, con un país unido que se levantará contra la impunidad.
¿Por qué nos olvidas, México, si mi lucha te obligará a recordar?