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Urge activar políticas públicas

El Sistema Nacional de Cuidados está detenido y no tiene presupuesto

Urge activar políticas públicas
El Sistema Nacional de Cuidados está detenido y no tiene presupuesto

Bajo la idea de que el tiempo es para producir y si no se produce no tiene valor, entonces el trabajo de cuidados-cuidarnos no tiene valor. El 25 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) se debe al trabajo doméstico y de cuidados. Pensemos en cuánto cuesta no cuidar-no cuidarnos, cuestionó Luz María Galindo Vilchis durante la cuarta sesión del curso-taller “¿De qué hablamos cuando hablamos de cuidados?”.

La investigadora en políticas públicas, cuidados y diversidad familiar en México sostuvo que esta temática tuvo un boom durante la pandemia, ya que se visibilizó; no obstante, el fenómeno no es nuevo, pues tiene una larga trayectoria y se ha observado desde distintas perspectivas, como el movimiento feminista.  

La académica de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales explicó que hasta el siglo XX se hablaba de la igualdad entre mujeres y hombres, y se visibilizó un cambio de paradigma: “algunas autoras dicen que hay una transformación que va más allá de la igualdad entre hombres y mujeres, es decir, busca la igualdad y la garantía de los derechos humanos de todas las personas y esto tiene impacto en los cuidados”.

 

Conceptos sobre el cuidado

Durante la sesión, la especialista citó algunos conceptos sobre los cuidados: “son todas las actividades que permiten la sostenibilidad del ecosistema que habitamos. Involucran, por un lado, una serie de trabajos remunerados y no remunerados que permiten la satisfacción de nuestras necesidades materiales. Por otro lado, permiten el ciclo de reconstrucción del bienestar físico y emocional de las personas que se extiende del cuerpo al propio lugar que habitan”.

De acuerdo con la CEPAL, el trabajo de cuidados “comprende actividades destinadas al bienestar cotidiano de las personas, en diversos planos: material, económico, moral y emocional. De esta forma, incluye desde la provisión de bienes esenciales para la vida, como la alimentación, el abrigo, la limpieza, la salud y el acompañamiento, hasta el apoyo y transmisión de conocimientos, valores sociales y prácticas mediante procesos relacionados con la crianza”.

Al referirse a los espacios sociales de cuidado, explicó que “se entiende como aquellos lugares en los que se contienen y recrean las formas respectivas de conducta individual agregadas con el fin de obtener las expresiones y las relaciones que permiten atender y cuidar de las necesidades humanas (formales o informales)”.

Asimismo, señaló que la especialista en el tema, Gabriela Ríos, define los cuidados como “las prácticas y las acciones que hacemos para el acto de cuidar, mientras que el cuidado es lo simbólico; es decir, qué creo yo que es el cuidado y cómo lo llevo a cabo en mis prácticas cotidianas”. En tanto, Laura Pautassi, también experta en el tema, refiere que el reconocimiento del cuidado a lo largo de la vida se traduce como un derecho.

 

Políticas públicas

Galindo Vilchis recordó que, en México, desde los años 70, se iniciaron los cuestionamientos con respecto al trabajo doméstico y más adelante se estudiaron otros aspectos, como el cuidado y el trabajo, políticas públicas de cuidados, movilidad de los cuidados y el cuidado como derecho humano. 

Sobre su presencia en las legislaciones, explicó que se tiene el registro del primer Sistema de Cuidados en Uruguay. En el caso de México, esta política pública se encuentra en la Constitución de la Ciudad de México y desde noviembre de 2020 se aprobó por la Cámara de Diputados el Sistema Nacional de Cuidados, pero no tiene un presupuesto.

“Actualmente, esta iniciativa se encuentra detenida en el Senado, pero se avanza en Zapopan (Jalisco), San Pedro Garza (Nuevo León), en el Estado de México, Zacatecas, y también en algunas alcaldías de la Ciudad de México”, informó.

La especialista refirió que en este camino se trabajan varias propuestas, entre ellas, que los  hombres se sigan involucrando en los ciudados; que exista una corresponsabilidad compartida y diferenciada entre el Estado, el mercado, las familias, las comunidades, y los medios de comunicación.

Lo anterior tiene que ver con las R del cuidado: Reconocimiento de los cuidados; Reducción del trabajo de cuidados por parte de las mujeres; una Redistribución justa y una Remuneración digna de los trabajos de cuidados; también, Representación y Relaciones afectivas.

A esto se suma el Romper los pactos patriarcales y la Reorganización de los tiempos. “Si lo hay, se darán cambios en todos los espacios y tendrá un impacto en que haya menos violencia”, finalizó la especialista.

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