Teatro Isla de Próspero1

Teatro Isla de Próspero

Resultado de la frustración del deseo del personaje

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Resultado de la frustración del deseo del personaje

Hemos comentado, anteriormente, acerca del deseo del personaje. Hablemos ahora de otro elemento técnico del drama: el conflicto. Definamos técnico, en el campo de la obra dramática, como un componente de la estructura interna y fundamental, que opera independientemente de su manifestación histórica o cultural, pues se trata de una herramienta del género para lograr los objetivos del mismo.

El conflicto dramático es el resultado de la frustración del deseo del personaje. Una vez que el personaje se encuentra ante algo que impide el cumplimiento de su objetivo —y ya hemos dicho que este objetivo puede ser evidente o no—, se tiene un problema que producirá una alteración del estado continuo y natural del individuo. Este, además, revela el deseo real. Es decir, si el anhelo secreto de un personaje no se había declarado, el conflicto lo expulsará como si de magma se tratara, ya que un personaje dramático sólo entrará en conflicto con lo que realmente desea.

Pensemos, por ejemplo, que alguien desea obtener determinado puesto de trabajo y lo obtiene. No hay conflicto; su deseo no se vio frustrado. Ahora pensemos que este mismo personaje va a la entrevista de trabajo y, pese a estar excelentemente preparado para el puesto, se lo dan a otro individuo que no lo está ni por asomo, pero tiene notables atributos físicos. Entonces nos damos cuenta de que el protagonista no posee esos atributos, por ende, no cumple con los verdaderos requerimientos de la empresa. El deseo se ve impedido, el personaje entra en conflicto y, además, se revela otro aspecto escondido: el de anhelar ser alguien que no es.

El desarrollo del conflicto indica, por otro lado, un sentido estructural de la obra; la médula a través de la cual se concibió el diseño del drama. Digamos, por ejemplo, que un hombre nacido en cuna real tiene afinidades literarias, incluso filosóficas, pero hace poco se le presentó el espectro de su padre asesinado pidiendo que lo vengue. Él no quiere hacerlo, más considera el sentido de honor, su lazo de sangre. ¿Cómo un hijo podría ser indiferente a los proyectos de su padre? No obstante, el cumplimiento de este proyecto implica, además de abandonar a los suyos, un crimen. (Hamlet, de Shakespeare). El personaje, entonces, entra en un estado de alteración —lo conflictivo— que señalará la dimensión que el autor tiene de la vida que nos va a mostrar, según el desarrollo que le dé.

Otro rasgo es el de su expresión. El conflicto se va a manifestar en el personaje como sensación. Y, por lo general, ésta no será agradable: ira, miedo, tristeza, repugnancia, etc. De modo que cada vez que brote una emoción negativa que se apodera del personaje podemos asegurar que se trata de un conflicto generando síntomas.

Un ejemplo muy claro es el de Joe Keller, en Todos eran mis hijos. Este hombre se nos muestra con una tranquilidad y dominio de sí asombrosos. Es un padre de familia normal, respetado por sus vecinos. Él quiere mantener la estabilidad y la alegría en su casa; el problema es que hace tiempo, durante la Segunda Guerra Mundial, vendió unas piezas de avión defectuosas que generaron un accidente que implicó la muerte de 21 pilotos, y el día de hoy, en que comienza la obra, ese crimen del pasado que parecía olvidado lloverá en consecuencias.

Esta obra de Miller posee un diseño que resalta cómo un error del ayer fractura la tranquilidad del hoy. Y cuando inicia, vemos cómo el conflicto se manifiesta en Joe por medio de un estado creciente de desesperación por algo que ya no puede detener.

¿Por qué, entonces, el teatro abunda en lo conflictivo? Porque el teatro —como expresión artística— selecciona aspectos de la vida humana, y —como mecanismo de inducción— abunda en su profundidad temática por medio de la dialéctica: sistema de contraposición de posturas para acercarnos a la Verdad. Su función técnica, por tanto, está en mantener la atención del espectador, para que éste amplíe su conocimiento de sí mismo en relación con la vida.

Teatro Isla de Próspero fue gestado por Olivia Barrera y yo. Síguenos en Instagram: @isladeprospero, en Facebook: @teatro.isladeprospero o escríbenos a teatro.isladeprospero@gmail.com 

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