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Ajuste al Programa Integral de Formación Docente

Ajuste al Programa Integral de Formación Docente
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Presentación

La emergencia sanitaria de 2020, que se ha extendido a 2021, puso al mundo en vilo. Hace un año, la dinámica del planeta sufrió un colapso. La mayor parte de las actividades humanas debieron detenerse un momento, repensar su mecanismo y volver a funcionar, pero ahora de manera remota, desde casa, asegurando la sana distancia.

Garantizar la salud de la población era y es la prioridad. La avanzada tecnología en comunicación se volvió más pertinente que nunca. La educación debió ofrecerse, prácticamente, de un día para otro, a través de dispositivos móviles, así como por medio de recursos de conectividad institucionales y domésticos. El reto era mayúsculo, pero podía resolverse.

En el caso específico de nuestra Universidad, todas sus misiones, consistentes en educar, investigar y difundir la cultura, se apegaron a los protocolos sanitarios establecidos en los acuerdos y lineamientos generales, pero el proceso de adaptación hacia la virtualidad estaba en marcha. La interrelación tradicional entre alumnos, profesores, trabajadores y autoridades experimenta-ron una metamorfosis.

Bajo ese contexto, hace justamente un año se publicaron 16 sugerencias para la transición a la docencia no presencial en la UNAM. Y esa serie de recomendaciones atendían tres rubros fundamentales: adaptar el plan de clase a la modalidad no presencial, acompañar a los estudiantes en la modalidad no presencial y procurar el desarrollo personal y profesional de los docentes.

En nuestro Colegio, los cambios necesarios en la calendarización escolar de 2019 a 2020 y de 2020 a 2021, afectaron sin duda la reorganizaron y desarrollo de las tareas académicas cotidianas. Ahora, las acciones y los trámites, además de la enseñanza, claro está, debieron efectuarse a distancia, en la virtualidad. Para concluir satisfactoriamente el semestre 2020-2, en el CCH se publicaron diferentes suplementos con un propósito definido: atender las problemáticas generadas por la incertidumbre y, conscientes de ello, orientar las actividades de profesores y alumnos.

En 2021 este respaldo ha continuado, ya que se han diseñado diversos apoyos para llevar a cabo en la virtualidad las tareas de enseñanza-aprendizaje, pero sin descuidar la vinculación con los principios de nuestro Modelo Educativo. Pero hemos avanza-do en la comprensión de la práctica didáctica, ya que hoy entendemos que el ajuste al Programa Integral de Formación Docente, basado en la no presencialidad física, no sólo se concentra en el uso de recursos digitales, sino que va más allá.

La formación docente en la virtualidad también implica redimensionar y ensamblar todos los procesos implicados en la dupla cognitiva “enseñar y aprender”; implica asimismo reconocer y ejercitar las habilidades docentes asociadas a la práctica virtual, ubicar el campo de acción de nuestro trabajo docente de acuerdo con las iniciativas de la gestión escolar y, por supuesto, reflexionar sobre las fortalezas personales para dar continuidad a la formación inicial, permanente o de perfeccionamiento en diversos campos del conocimiento.

 

Dr. Benjamín Barajas Sánchez

Director General del Colegio de Ciencias y Humanidades