Entre las premisas para erradicar la violencia de género están identificarla y hacerla visible a los demás, por eso, en el marco de estas Jornadas de Sensibilización e Igualdad de Género en el CCH, se organizaron conversatorios y charlas que abordaron el tema, sobre todo en un momento en el cual la violencia hacia las mujeres ha escalado de las calles al ciberespacio.
Una experiencia traumática llevó a Pamela Cortés a tomar consciencia, de golpe, acerca de la gravedad del acoso sexual y los feminicidios en este país. Iba por la calle y al inclinarse para amarrarse las cintas de los tenis fue amagada por dos tipos con una navaja, la llevaron hacia un barranco y, aunque en el camino se cruzaron con otras personas, éstas no hicieron nada.
Cuando empezaron a agredirla escuchó voces, pero se encontraba tan asustada que no comprendió que quisieran ayudarla; ante la presión, los agresores huyeron, no sin antes dejarle un corte en el cuello, narra Pamela al participar en la charla “Violencia de género, feminicidios en México y métodos de prevención”.
Luego vino otro martirio, dijo, porque como no la violaron, la denuncia no procedió. “Ahora entiendo por qué muchas mujeres no denuncian, el trato es horrible, aunque iba herida y les proporcioné la descripción de mis agresores, me dijeron que me fuera porque no me habían violado y no procedía”, recuerda llena de impotencia.
“Regresé a casa, me sentí culpable por no correr, ya no podía hacer nada, sólo evitar que alguien más lo sufriera, cuando asimilé la situación, sentí mucho enojo con el MP (Ministerio Público) y con el apoyo de mis cercanos hice que admitiera mi denuncia”, señala la conferencista y tallerista en centros culturales y escuelas en todo el país, quien a partir de ello decidió fundar Oye Claudia, ni una menos, una asociación civil de ayuda a mujeres, y encontró en esa labor la forma de actuar al respecto.
Ana Luisa Nerio Monroy, consultora independiente en derechos humanos, género y no discriminación, participó en la conferencia “Violencia digital contra las Mujeres y Ley Olimpia”, dirigida, principalmente, a jóvenes de 15 a 19 años, porque tienen acceso a las redes sociales y pasan mucho tiempo en ellas.
Les explicó qué es la violencia contra la mujer, los tipos de violencia (física, psicológica, económica, patrimonial y sexual) y sus modalidades (familiar, laboral y docente, en la comunidad, institucional o feminicida), además, les advirtió el grave contexto de violencia estructural contra las mujeres que se vive en México, donde se estima que más de 10 mujeres son asesinadas al día.
Entre los tipos de violencia digital, les mencionó el robo de contraseña, monitoreo de acecho (si se sube algo a Facebook, se pierde privacidad), de geolocalización, de acoso (envío de información íntima para chantajear), entre otras, y se refirió a la Ley Olimpia, un conjunto de reformas legislativas que penalizan la difusión de contenido íntimo a través de medios digitales, que representa un avance ante ese fenómeno.
La conferencia “Mujeres ante la violencia digital: prácticas de cuidado personal y colectivo” corrió a cargo de Brenda Gómez Cruz, quien reconoció que “el 8M es de toma de conciencia histórica sobre las situaciones a las que se han enfrentado las mujeres, los retos, las adversidades y cómo se han organizado para transformar esas condiciones, y no ha sido sencillo, en términos políticos, sociales, económicos, educativos”.
La doctora en Psicología explicó las características de la violencia digital, que son aquellos actos de violencia de género cometidos, en parte o totalmente, con Tecnologías de la Información y la Comunicación, plataformas de redes sociales, correo electrónico, mensajes de texto o llamadas vía celular, que causan daño psicológico o emocional, dañan la reputación, causan pérdidas económicas o conductas que puedan conducir a formas de violencia sexual o física.
Además, detalló algunas prácticas de cuidado que pueden ser últiles para encarar esas situaciones, como hacer un uso precavido de redes sociales, que empieza por rechazar solicitudes de personas desconocidas; restringir y evitar compartir información; mantener privados sus perfiles y utilizar aplicaciones con código cifrado, entre otras.
La idea de estas charlas es identificar la violencia, visibilizarla y actuar para erradicarla, a partir de acciones que pueden ser individuales o colectivas, que empiezan en la casa, con la familia, los amigos, la escuela, hasta que poco a poco los cambios logren permear comunidades y alcanzar a la sociedad en su conjunto.
