Aprender a construir relaciones afectivas sanas, igualitarias y de bienestar fue el objetivo de la charla “Trátame bien”, que ofreció el profesor Carlos Godínez Fragoso, de la Academia de Historia del plantel Sur, en la que recomendó a sus pares acercarse a las y los jóvenes a través de un lenguaje accesible y de trabajo práctico para que reflexionen sobre prevenir y eliminar las conductas sexistas.
También es indispensable contar con un modelo positivo de relaciones juveniles donde impere el respeto mutuo, el trato igualitario, la corresponsabilidad y la cooperación como común denominador entre las conductas habituales de los adolescentes, consideró en la actividad organizada por la Comisión Interna de Igualdad de Género de este plantel.
¿El amor existe?, ¿creemos en el amor todavía?, ¿sabemos dar amor?, ¿somos felices?, ¿la felicidad debe estar fundamentada en el amor hacia otro o hacia mí mismo?, fueron interrogantes que guiaron la reflexión sobre cómo construir relaciones sanas.
Para Godínez, “estamos en un buen momento para formarnos con amor y erradicar cualquier tipo de violencia, sobre todo en contra de las mujeres”, pero para eso, dijo, hay que retomar el derecho a la felicidad que tenemos como personas, para vivir de manera libre, según nuestra voluntad y preferencias, orientaciones, gustos, creencias, etc. “Todo eso se debe traducir en un trátame bien”, expresó.
Lamentó que sobrevivan ideas equivocadas y mitos sobre el amor y la pareja que se transmiten culturalmente y hacen que se confunda el amar y el querer, impidiendo las relaciones sanas.
Al trato igualitario, basado fundamentalmente en el respeto, el entendimiento y la construcción al lado de esa persona, se considera “amar”; mientras que “querer” va en el sentido de esperar algo de la otra persona, es decir: “va encaminada a satisfacer nuestros propios deseos”.
Recordó que para Fernando Gálligo, autor del libro Trátame bien, existen cuatro máximas para crear relaciones sanas: 1) Debemos ser personas completas e independientes; 2) Conviene que nos aceptemos individualmente y amemos personalmente; 3) Ser personas autónomas en todos los ámbitos de la vida, y 4) Sobre todo, no ser dependientes emocionalmente.
“Lo que permitimos o no en una relación debe basarse en el respeto. Debemos aprender que las mujeres y los hombres somos iguales”, subrayó el profesor.
