Reflexionar desde diversos escenarios educativos sobre los desafíos que impuso la pandemia del Covid-19 para que los jóvenes continuaran con sus estudios; los problemas a los que se enfrentaron los docentes y cómo respondieron ellos y sus instituciones ante la emergencia, fueron abordados en el Foro Educación Media Superior después de la pandemia.
Organizado por el Movimiento de Educación Media Superior Guerrero, el espacio convocó a diversas autoridades del sector, entre ellas, el director general del CCH, Benjamín Barajas Sánchez; Fernando Javier Gómez Triana, coordinador de la Red de EMS de la ANUIES; a Libertad Sánchez Carreto, directora de Educación Medio Superior de la Universidad Autónoma de Guerrero; y a Rubén Alejandro Pérez Cantú, del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM).
Todos ellos, coincidieron en la urgencia de atender no sólo aspectos de conectividad, formación docente o capacitación tecnológica para los alumnos, sino la parte emocional de maestros y alumnos, favorecer la resiliencia, abatir el rezago y hacer diagnósticos de la población escolar de cara al modelo híbrido de enseñanza.
Para Benjamín Barajas, titular del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH), parte de los retos ante un posible regreso a las aulas es contar con un protocolo sanitario que incluya los lineamientos establecidos por las autoridades federales, locales y los centros educativos.
“En el CCH -dijo- se ha pensado en un regreso del 30 por ciento de la matrícula, la población es de 60 mil alumnos aproximadamente, el mismo porcentaje será para profesores y trabajadores, esto en las mejores circunstancias posibles”.
Destacó los apoyos que la Universidad otorgó a los jóvenes, a través de becas de conectividad y tabletas, sin dejar de lado el reto de adecuar el modelo educativo presencial a la docencia mixta y la necesidad de atención emocional entre la comunidad escolar y docente, y ya se trabajaba con las tecnologías, pero no de manera abrupta, porque si bien los jóvenes ya estaban familiarizados con las redes sociales, no las empleaban en su aprendizaje.
Además, hizo un llamado a la empatía con los estudiantes que no pudieron acceder a la formación en línea y realizar un programa emergente de atención a las emociones.
“Nuestro principal reto fue conservar la salud, adquirimos una enorme experiencia de resiliencia. Perdimos el miedo a las tecnologías, el reto que sigue es aprovechar estos conocimientos para tener una mejor escuela; soy optimista, los jóvenes y maestros mostraron de qué están hechos y gracias a ellos las escuelas están vivas y vamos a seguir así”, aseguró.
Por su parte, Fernando Gómez Triana, para quien es importante que los jóvenes desarrollen habilidades socioemocionales, destacó que “la pandemia sacó lo mejor que tenemos, nos hizo potencializar todas las habilidades de liderazgo, tenemos que desarrollar en los estudiantes habilidades de aprendizaje, ser motivadores, darles la confianza”.
En ello coincidió Rubén Alejandro Pérez Cantú, quien consideró que, más allá de la seguridad, de programas y conectividad, hay que atender la parte emocional de los jóvenes. Hacer estudios, diagnósticos para conocer los motivos de abandono de los estudios y hacer un esfuerzo extraordinario para su regreso a clases.
También es importante conocer qué tipo de docentes se tiene, ubicar a quienes no manejan la tecnología, capacitarlos y darles herramientas. Es decir, lograr que el maestro vuelva a conectar con sus jóvenes, “hay que ver qué están haciendo otros países, la clave es la comunicación entre los docentes y sus alumnos”, apuntó.
Libertad Sánchez Carreto subrayó la urgencia de atender a estudiantes en rezago y recordó que desde hace 11 años se tenían tres retos: cobertura, calidad y equidad, que no se han podido cumplir, por lo que llamó a reflexionar sobre los procesos de política pública educativa para atender a los jóvenes y lograr que estén dentro de las aulas virtuales o presenciales.
