En los últimos meses se ha alertado a la sociedad ya que la poca precipitación pluvial por el cambio climático ha provocado que las presas en niveles muy bajos respecto a su capacidad de almacenamiento.
Esta situación pone al país en un preocupante estrés hídrico, lo que significa que la demanda de agua es superior a la cantidad disponible.
La Ciudad de México tiene poco más de 9 millones de habitantes que requieren agua potable para beber, cocinar y asearse.
De acuerdo con el Inegi, en 2023, de las cerca de 3 millones de viviendas que cuentan con agua entubada dentro o fuera en esta entidad de la República, sólo el 79.5 por ciento tiene suministro de agua a diario, 8.7 por ciento la reciben cada tercer día y al 11.8 por ciento restante le llega dos veces a la semana o menos.
La capital del país se asienta en una cuenca endorreica, lo que significa que el agua de las precipitaciones pluviales no tiene salida natural y tiende a acumularse en forma de lagos.
A lo largo de la historia de ocupación de la cuenca se han llevado a cabo obras hidráulicas que han modificado su dinámica hídrica natural, como el desagüe de los lagos o el entubamiento de sus ríos, lo cual ha reducido la posibilidad de usar estos cuerpos de agua como fuentes de agua potable.
Actualmente, el agua que se usa en la Ciudad de México proviene de cuatro fuentes distintas.
Alrededor del 66 por ciento se extrae del subsuelo de la cuenca, a través de 976 pozos.
A lo largo de los años, el agua subterránea ha sido la principal fuente de este recurso, sin embargo, su extracción ha causado serios problemas de hundimiento de la ciudad.
Por este motivo y el rápido crecimiento urbano, en las décadas de 1930 y 1940 se buscaron otras fuentes de agua potable.
Desde entonces, el río Lerma que nace en Estado de México surte a la capital del país; actualmente, le aporta poco más del 6 por ciento.
Años más tarde, en la década de 1970 se incorporó el río Cutzamala, que nace en Michoacán. Hoy en día este río es la segunda fuente para la Ciudad de México, pues de él recibe más del 25 por ciento del agua que consume.
El resto del suministro hídrico de la ciudad proviene de la presa Madín, en el Estado de México y de manantiales.
El estrés hídrico intensifica la desigualdad y genera inestabilidad social, pues este recurso no es equitativo, ni accesible para todos los miembros de la sociedad, hay alcaldías o colonias cuya población no tiene la capacidad para comprar pipas o construir cisternas.
Un conflicto relacionado con el agua es su transferencia de una cuenca a otra con la intención de dotar del recurso a grandes ciudades, regiones industriales o turísticas.
Esta práctica desvía el recurso desde espacios rurales que suelen encontrarse en situación de pobreza.
Lo anterior sucede con el sistema Lerma, el Cutzamala y la presa Madín, acuíferos que no se encuentran en la Ciudad de México, pero de los que se toma agua para los capitalinos.
Para reducir el estrés hídrico el gobierno debe llevar a cabo planes que aseguren el derecho humano de acceso al agua de sus habitantes.
Entre estas acciones está la conservación de terrenos para recargar los mantos acuíferos, reducir el número de fugas, pues actualmente se pierde el 40 por ciento del agua que corre por la red de agua potable; aumentar la capacidad de tratamiento de aguas residuales, entre otros.
¿Qué problemas de agua existen en tu colonia? ¿Tus vecinos se han organizado para tratar de disminuir los problemas por el agua? ¿Cómo podemos cooperar para disminuir la escasez del agua?
*Profesora del plantel Sur.
