Leonardo Viveros

Leonardo Viveros, entre la música y el Ejército

Le apasiona esa manera diferente de comunicar

Leonardo Viveros, entre la música y el Ejército
Le apasiona esa manera diferente de comunicar

Amante de los videojuegos y de la literatura de Edgar Allan Poe, Leonardo Viveros Cañete, alumno de cuarto semestre del plantel Azcapotzalco, tenía ocho años cuando eligió la música; había aprendido a tocar piano, luego se formó dos años en guitarra y actualmente es violinista de la naciente Orquesta de Cámara Inter Planteles del CCH.

“Desde los ocho años estoy convencido de que quiero estudiar música”, dice, aunque reconoce que tiene un plan B, que es entrar al Ejército y hacer una carrera militar. “Me gustaría tener esas dos vidas, aunque son muy diferentes, para mí las dos son igual de atractivas, pero sin pensarlo siempre elijo la música”.

La música, abunda, es una manera completamente diferente de comunicarse o de transmitir emociones y sentimientos más complejos. Las palabras tienen cierta limitante a la hora de nombrarlas, no así la emoción, decir tristeza no es lo mismo que realizar un acorde muy básico para expresarla.

“La música, continúa, te abre completamente la percepción del mundo, dejas de pensar con palabras y empiezas a pensar: esta canción que estoy escuchando en este momento representa exactamente lo que sentía ayer. Me gusta la música clásica de Johann Sebastian Bach, Wolfgang Amadeus Mozart o Ludwig van Beethoven, también me agrada mucho Eminem, los Arctic Monkeys, mi género musical favorito es la música barroca”, señala.

Viveros Cañete comenta que se integró a la orquesta tras ver una publicación en la página oficial de la escuela, “vi que había una solicitud por correo que había que llenar y la envié”.

De los instrumentos que actualmente toca, afirma que le llama más la atención el violín, que ha practicado este último año, por eso se metió a la orquesta como violinista.

Sobre su gusto por la música, agrega que llegó el momento en que dejó de ser un pasatiempo para convertirse en una vía de escape: “A veces tienes una vida complicada, te está yendo mal en el semestre, no estás del todo conforme con tu situación actual, tomas tus partituras y agarras tu piano, violín o guitarra y empiezas a perderte en tu música, cuando te das cuenta, ya llevas cinco horas”.

Llega el momento en que sólo estás escuchando música y sientes esa sensación de que te puede transportar a otros mundos y simplemente tener otra forma de comunicarte, considera el joven músico, quien aprendió primero música de Bach.

“Para mí el confinamiento fue un cambio muy difícil de afrontar, dejar de ver a las personas con las que quieres socializar. Siempre que puedo voy a tomar clases en la biblioteca”, señala con la esperanza de que con su regreso al plantel todo vaya mejor.

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