Latumbasinsosiego

Cyril Connolly

Este ensayo del autor británico trata sobre el arte de ser escritor

Cyril Connolly
Este ensayo del autor británico trata sobre el arte de ser escritor

Pocos libros en mi vida me han puesto tan en jaque como La tumba sin sosiego, de Cyril Connolly, el escritor británico nacido en 1903. Este libro confronta al lector que aspira a ser escritor, pues en él se descifra, mediante una serie de reflexiones, aforismo y sentencias filosóficas, que la labor de escritor debe ser diaria y comprometida.

El argumento es, de alguna manera, sencillo, pues se trata de Palinuro, quien es el personaje principal, el mítico piloto de la nave de Eneas que tuvo que bajar al infierno y vagar por él. Por su parte, Connolly toma la figura de Eneas y el inframundo para indagar por los sentimientos y pensamientos de su época y de la propia mitología, donde el pesimismo y la crítica severa son dos de los pilares de la obra. 

En cuanto a su estructura, se divide en cuatro estaciones; la primera se intitula Ecce Gubernator (Aquí está el piloto); la segunda, Te Palinure Petens (Te busco, Palinuro); la tercera, La Clé des Chants (La clave de las canciones) y la cuarta, Who is Palinurus (Epílogo: ¿Quién es Palinuro?).

Cada una trata diversos temas; mientras que en las dos primeras se conjeturan temas como la meditación; la tercera podría ser la más personal, pues en ella aparecen y desaparecen historias y recuerdos del autor; para la cuarta, se cuenta la historia de Palinuro. Es significativo que cada capítulo sea escrito en una lengua diferente: ahí la universalidad de este tremendo texto.

En cuanto a las intertextualidades, a lo largo de este ensayo se van tejiendo citas de autores como Blaise Pascal, Thomas de Quincey, Nicolas Chamfort y Gustave Flaubert, quienes son de los preferidos del mismo Connolly.

El poeta y crítico inglés Stephen Spender entendió y este libro como una suerte de libro de horas, cuya trascendencia sería irremediable.

Su importancia supera cualquier comentario adicional a lo que ya se ha dicho o escrito sobre él. Tiene la visión que no ha tenido, ve a las sirenas, pero sabe que no cantarán para él.

Cuando te confrontas con un autor como Connolly lo primero que se debe hacer es poner toda la atención en lo que dice, cómo lo dice y cuáles son sus intenciones; en el caso de este libro se entiende, a primera vista, el sarcasmo, el humor negro y la excesiva crítica literaria, el poder de un autor que sabe perfectamente sus posibilidades como ensayista asaz intelectual.

Es, precisamente, este último dato, el de la intelectualidad, el punto clave; y no es un exceso decirlo: La tumba sin sosiego requiere de un bagaje cultural amplio para poder disfrutar y entender muchas de las referencias a las que te lleva el inglés.

Algunas de las sentencias que emergen de este libro son éstas:

Cuantos más libros leemos, más pronto percibimos que la verdadera función de un escritor es producir una obra maestra y que ninguna otra tarea tiene importancia.

La vida es un laberinto en el que damos un giro equivocado antes de aprender a caminar.

Para mí todo es una droga peligrosa, excepto la realidad, que es insoportable.

Para los alumnos de Colegio de Ciencias y Humanidades sería fundamental leer libros como La tumba sin sosiego, pues les dará una pista de las obsesiones de un escritor que buscaba la obra perfecta, y esa enseñanza puede ser trascendental en su vida.

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