iconoclasia

No fue suicidio fue feminicidio

No apareció muerta, la mataron

No fue suicidio fue feminicidio
No apareció muerta, la mataron

Tania Gisel Tovar Cervantes presente en jueves para la Igualdad de la CInIG Vallejo expuso el tema Dolor, Rabia y Protesta. Tovar usó la tragedia griega de Antígona de Sófocles, para iniciar su trabajo: “Antígona protagonista de la obra de Sófocles, es hija de Yocasta y Edipo Rey, al morir Edipo hay tres hermanos, posibles sucesores del trono, hecho que lleva a alternar el poder entre hermanos y se excluye Antígona como mujer sucesora.

Luego de una guerra entre hermanos, el tío Caronte asume el poder y Antígona simbólicamente, en oposición a su tío, con polvos rociados da sepultura a su hermano y es arrestada por ese acto.

Antígona simboliza a la mujer actual por el paralelismo de dolor, rabia y protesta ante la impartición de justicia, que se rebela a la imposición masculina, represión policiaca, crimen organizado, represión contra la mujer. En ese contexto, la tragedia de Antígona sirve para volver a contar la misma tragedia”, comentó la ponente.

“Las autoridades justifican como suicidio los actos feminicidas, al no poder dar un seguimiento adecuado a todas las desapariciones de mujeres”

Citó el caso de Jesenia Zamudio, madre de Machuí asesinada en 15 de enero de 2016; Jesenia Zamudio es una de tantas Antígonas que protestan en nuestros tiempos ante la opresión e injusticias cometidas por parte de un gobierno incompetente, mencionó la ponente. 

“A través de sus actos estas Antígonas nos enseñan a politizar el dolor y la rabia por la desaparición de sus seres queridos, quienes han sido violentadas por las políticas del estado, por sus omisiones e incapacidades.

¿Qué quiere decir ese muro ante nuestras denuncias?

“La rabia no es bien vista en las mujeres, tenemos que guardar la compostura y ser lindas, se dice que el dolor debe vivirse en silencio, pero los hechos nos han obligado a actuar, manifestarnos y protestar; por esto hacemos del dolor un acto político,” comentó.

La ponente destacó: “de manera empírica las dolientes aprenden a tramitar sus documentos, a levantar un cuerpo, a investigar posibles pistas para aclarar los delitos, actuando en los terrenos de las autoridades incompetentes.

La intención de mi trabajo es reflexionar en torno a la función política y pedagógica de las prácticas artísticas que se gestan y apropian en las protestas feministas contemporáneas, porque las mujeres y jóvenes buscan acceso a la justicia por los suyos y por ellas mismas”, exclamó.

“Han existido muchas maneras de manifestar la oposición a la violencia, se piensa que solo rompemos vidrios y quemamos cosas, que somos locas que buscamos llamar la atención también hacemos arte como muralismo, esténcil, performance, bordados y tejidos; entre otros; todo ello como una forma de exigir que se haga justicia y que las autoridades actúen”

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