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Testimonio universitario

Compromiso, empatía, comunicación, respeto, los valores que fortaleció la integrante del plantel Oriente

Testimonio universitario
Compromiso, empatía, comunicación, respeto, los valores que fortaleció la integrante del plantel Oriente

Mi camino por el plantel Oriente empezó como el de muchos compañeros: llena de nervios por llegar a una escuela, desde cuya entrada podía observarse inmensa. La primera semana me dediqué a ubicar cada edificio. Aprendí con ensayo y error, pues llegué a entrar a clases que no me correspondían. Así recorrí todo el plantel, perdiéndome entre salón y salón. Esa inquietud de extravío terminó cuando conocí a mis compañeros y sumé amistades que me orientaron en muchas actividades que hoy realizo por mi cuenta.

Ahí me encontré con una nueva forma de enseñanza, mucho más dinámica, de autoaprendizaje. Estaba maravillada con la filosofía de aprender a aprender, aprender a hacer y aprender a ser. Descubrí incluso una forma de autoanalizarme.

Me pareció increíble la extensión de los espacios académicos, pues venía de una secundaria muy pequeña. Por eso, quedé impactada con el enorme centro de cómputo, la mediateca, la hemeroteca, la biblioteca, las canchas, los laboratorios, las aulas de inglés y francés y las amplias áreas verdes. Con ello valoré la generosidad de la Universidad para con sus estudiantes.

En mi primera actividad experimental aprendí a conocer y a usar los materiales. Rompí un tubo de ensayo, pero la respuesta del profesor fue de aliento y comprensión, lo que me ayudó a evitar errores o accidentes.

A partir de ahí, noté en la mayoría de mis profesores la paciencia, la solidaridad con el alumnado y el compromiso formativo. Tuve experiencias con académicos que me marcaron de manera propositiva, porque me enseñaron a mejorar, me orientaron para ayudar a compañeros, me guiaron para dirigir mi energía a actividades recreativas, a reconstruirme en mi vida escolar y personal.

No olvidaré que nos orientaron a realizar muchas actividades grupales, a fin de fortalecernos como personas y estudiantes. Aprendí que trabajar en equipo no sólo es convivir, también es compromiso, empatía, comunicación, respeto, así como aprender a sincronizarte con los demás y unir fuerzas con un fin común. Lo anterior es uno de los aprendizajes más valiosos que me llevo del CCH, institución de orgullo personal y familiar. Mi paso por este plantel me dejó amistades muy diversas y comparto con ellas muchos ideales.

Aunque esta pandemia trajo una nueva forma de trabajar, me demostró que la comunidad del CCH no se da por vencida y busca adaptarse a las nuevas formas de trabajo. La comunidad cecehachera es resiliente y se sobrepone para avanzar en la formación de sus estudiantes, porque seguimos siendo el futuro de la Universidad y del país. 

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