transversalización

Más allá de la transversalización

Siobhan expone interseccionalidad como una herramienta educativa

Más allá de la transversalización
Siobhan expone interseccionalidad como una herramienta educativa

Transversalizar la perspectiva de género en las universidades no servirá de nada si no se considera la interseccionalidad y se generan políticas que dialoguen entre sí, consideró la doctora en Filosofía Siobhan Guerrero.

 “De nada sirve el uso del concepto de interseccionalidad si lo usamos para separar los ejes de las violencias y atenderlas cada una por separado sin ponerlos en diálogo”, señaló.

En su conferencia “Perspectiva interseccional como herramienta educativa”, ofrecida en el Segundo Coloquio Día Mundial del Docente, la estudiosa señaló que cuando se transversaliza la perspectiva de género el discurso que se genera es sobre la relación entre hombres y mujeres, sin reconocer internamente cómo los ejes de la raza, la clase o de la identidad sexogenérica pueden estar atravesando dichas relaciones y eso lleva a una mirada heterosexista, desatendiendo una serie de realidades que confluyen en las universidades.

El término de interseccionalidad, explicó, se utiliza mucho en el diseño de políticas educativas, científicas, institucionales. Se habla de interseccionalidad, dijo, para señalar que tenemos poblaciones heterogéneas que sufren violencias distintas que atienden a opresiones distintas.

No obstante, recalcó, fue un concepto que se acuñó porque se supuso en algún momento de la historia que había violencias que sistemáticamente serían más importantes que otras y no siempre es así, ya que contextualmente las violencias se cruzan de manera a veces inesperada.

En ese sentido, compartió la crítica de la experta Mara Viveros, quien sostiene que hay una acotación neoliberal de la interseccionalidad donde no se le trata como si fueran violencias u opresiones, sino simplemente como diferencias identitarias, lo que provoca la creación de políticas para abordar identidades como si fueran independentes.

Por ejemplo, cuando se tiene la idea de dialogar por un lado con las mujeres, por otro con las diversidades sexogenéricas y otro más para con las personas con discapacidad.

Tras asegurar que su objetivo no es desestimar el trabajo de ningún colega sino señalar que se transversaliza la política de género heterosexista sin diálogo con otras dinámicas de violencia y opresión, Guerrero compartió su experiencia al  participar en la revisión de los Planes de Estudio en el posgrado de Filosofía de la Ciencia.

En ese marco, recomendó el uso de un lenguaje incluyente; detectar la existencia de identidades disciplinarias potencialmente sesgadas en los distintos campos del conocimiento, elaborar listas de bibliografías que visibilizan otras voces; recuperar trabajos (en historia) con perspectivas interseccionales de cómo se construyeron distintas materias.

Mostrar, en las asignaturas que lo permitan, cómo la interseccionalidad puede ser una herramienta relevante y tener contenidos que permitan al estudiantado ejercicios de reflexión sobre sus propias vivencias, para que, de esta forma, la interseccionalidad no sólo sea una herramienta en la docencia, en la parte que implica diseño de contenidos, sino en el ejercicio mismo de la relación de enseñanza con el estudiantado.

“En el salón de clases nos ayuda como docentes a reconocer la heterogeneidad del grupo, a reconocer que esas vivencias pueden dificultar o potenciar algunos aprendizajes o requerir mayor acompañamiento o generar dinámicas dentro del grupo, porque hay ejercicios de reflexión de las distintas vivencias y esto rompe con que las poblaciones estudiantiles son homogéneas, concluyó.

Al término de la jornada académica del Segundo Coloquio Día Mundial del Docente, la coordinadora del CAB, Alma Angélica Martínez, consideró que se lograron “construir nuevas concepciones y representaciones para trabajar con el alumnado, cada vez más de forma acertada, para alcanzar el objetivo sobre inclusión y equidad de género”. 

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