Las emociones y los sentimientos ayudan a las personas a sobrevivir y adaptarse a las circunstancias, son respuestas adaptativas que las preparan para actuar ante los problemas de la vida, por eso es importante reconocerlas para poder gestionarlas de manera adecuada, advirtió Christian Flores González, maestro en Psicología por la UNAM.
En su conferencia “Reconocimiento y manejo emocional”, González puso énfasis en que, de alguna manera, emociones y sentimientos son señales que abren puertas y generan la habilidad de entender lo que sentimos para, con base en ello, saber de dónde viene lo que se siente, es decir, ubicarlas para regularlas, favoreciendo una cultura emocional.
La expresión de las emociones y sentimientos se caracteriza por la excitación fisiológica, los cambios en las expresiones faciales, posturas y otras sensaciones.
De acuerdo con Robert Plutchik, las emociones universales son ocho: Miedo, sorpresa, tristeza, disgusto, ira, anticipación, alegría y confianza, éstas funcionan en tres niveles: Emocional, físico y conductual, y “definirlas puede ayudar a teorizar lo que sentimos para canalizarlas”.
Las emociones, abundó, pueden ser positivas o negativas o darse una mezcla de ellas al mismo tiempo. En ese sentido, es muy importante “validar lo que sentimos, porque son mensajes de nuestro propio cuerpo, a partir de reacciones físicas; pero, sobre todo, para que no se queden atrapadas y escalen en otras sintomatologías”, advirtió el terapeuta.
Al hablar sobre lo que es el reconocimiento emocional y para qué sirve, explicó que consiste en reconocer, distinguir e identificar lo que se siente. En el caso de las emociones, es poder nombrar las sensaciones que nos provocan, por ejemplo, miedo, tristeza o alegría.
De igual manera, es importante ubicar lo que puede estar provocando esas emociones, que a veces incluso son simultáneas; dolor en el pecho, estómago o cabeza, regularlas o disminuirlas, si es que son negativas.
Protocolo de contención
Existe un protocolo para desarrollar la contención emocional que consiste, por ejemplo, en inmovilizar el cuerpo, buscar el apoyo físico para sentirse sostenido y poder inmovilizarse.
Hacer comunicación con uno mismo para reconocer: Primero las sensaciones corporales y, segundo, las emociones que se sienten, y tercero: identificar el contenido psíquico que estamos generando, pasando por la cabeza, es decir, qué pensamientos le acompañan.
Para concluir, el profesor recomendó a quien experimenta emociones y sentimientos negativos recurrentes, acudir a terapia para entender los síntomas que se presentan; hacer ejercicio y meditación, involucrarse en actividades artísticas, hablar con otras personas que hayan sentido lo mismo; no aislarse de las personas.
Algo muy importante, dijo, es aprender a diversificar la vida, es decir, no sólo ser estudiantes o profesores, sino darse tiempo para convivir con otras personas, disfrutar de las mascotas o hablar con amigos y compañeros sobre lo que se siente.
