Desde la aparición de los libros en formato digital las posibilidades para la lectura y consulta han aumentado, en la actual contingencia sanitaria que se vive se han convertido en los principales recursos de soporte para la educación en distintas partes del mundo. En su crecimiento han incorporado una serie de elementos multimedia como video, audio e incluso enlaces a otras páginas de libros digitales.
Este recorrido inició en los años setenta cuando Michael Hart, de la Universidad de Illinois, comenzó su Proyecto Gutemberg; esta iniciativa buscaba la creación de una biblioteca digital con una colección de más de dos mil ejemplares que fuera completamente gratis y donde se pudiera tener acceso a los títulos de varios autores del mundo. Para la década de 1980 salió a la venta el primer libro electrónico el Random House’s Electronic Dictionary.
A partir de él surgirían el Librius Millenium y el EveryBook, dispositivos que servían para tener acceso a este tipo de textos; ya para el año 2000 era más frecuente verlos y nuevas marcas se agregaron. Al año siguiente Riding the Bullet, de Stephen King, protagonizó una de las mayores ventas de un libro digital hasta ese momento.
Las ventajas de los libros electrónicos son muchas, entre otras destaca que pueden obtenerse en cualquier momento y desde cualquier parte del mundo, se descargan en dispositivos portátiles, ocupan poca memoria, por lo que pueden archivarse muchos ejemplares, incluso sus precios son más bajos que los impresos.
En ellos se pueden hacer anotaciones, incluir notas, subrayar partes del texto, buscar significados de palabras dentro del libro electrónico, algunos de ellos son audiolibros especializados para las personas invidentes o con severos problemas visuales.
Interactivo
En la búsqueda para potencializar sus funciones, se han ido agregando elementos multimedia que los hacen más ricos; como herramienta pedagógica “permite la integración plena de las Tecnologías de la Información y la Comunicación en el aula y crea un entorno de aprendizaje más agradable para los estudiantes, que ayuda a mejorar su concentración y hace que la clase sea de verdad una experiencia dinámica y participativa”, como lo señala la editorial Santillana, al presentar materiales de este tipo.
Es adaptable a cada usuario, sea un docente, un estudiante, un padre de familia o un directivo; permite trabajar los contenidos de forma sincronizada desde el aula y desde casa. Además de que funciona en múltiples dispositivos (computadora, tableta y plataforma educativa) y en todos los sistemas operativos.
Entre los elementos que componen los libros están las imágenes ampliadas o animaciones y actividades digitales o interactivas, además de juegos y simuladores. También cuentan con gran variedad de evaluaciones en línea. Es de destacar que por sus características permiten avanzar al propio ritmo.
En este sentido, saltan a escena los SmartBook creados por McGraw-Hill Education, con los que busca hacer un aprendizaje adaptativo, es decir, que mediante el uso de algoritmos informáticos ofrece recursos personalizados y actividades específicas para cada alumno, con lo cual se rompe la ruta tradicional del libro de texto.
De esta manera se recogen los datos individuales y de todos los usuarios que lo han utilizado, de manera que el algoritmo se enriquece y adapta, así se vuelve personalizado. Utiliza una interfaz intuitiva y atractiva, e incluso permite competir con otros usuarios.
Y mientras la tecnología avanza, habrá más posibilidades para acceder al conocimiento.