Lectores de manufactura universitaria

Comparten experiencia de Eudeba

Abarató los precios y logró construir un público lector

Comparten experiencia de Eudeba
Abarató los precios y logró construir un público lector

Durante su participación en el primer Congreso Nacional de Lectura e Interculturalidad, César Andrés Núñez, académico de la Universidad Autónoma Metropolitana, unidad Iztapalapa, expuso la experiencia de la Editorial Universitaria de Buenos Aires (Eudeba), la cual puso a disposición de los lectores libros de buena calidad a tan sólo 57 centavos de dólar, el equivalente en su momento a menos de un kilo de pan.

“¿Qué pasaría si vendiéramos semanalmente libros de calidad hechos por profesores reconocidos del momento a 12 pesos mexicanos? No estaría tan seguro de que la gente no lee”, señaló César Andrés Núñez, quien es especialista en Literatura Hispánica.

El catedrático recordó que se trataba de títulos revisados por académicos y especialistas que la Eudeba (1958-1966) ponía a disposición de los distintos lectores en quioscos, como parte del proyecto de fomento a la lectura iniciado en el ambiente universitario.

Durante su participación, Andrés Núñez rememoró algunos de los aspectos del proyecto, como el hecho de ser una iniciativa encabezada por el editor Boris Spivacow, bajo la idea de abaratar precios de producción y de venta, así como de fomentar una distribución más allá de las librerías, a través de puestos en todo el país, a manera de periódicos.

Entre sus ediciones más famosas figuraron Martín Fierro y Cuentistas y pintores, en una colección que se llamó Arte para todos, impresos en papel ilustración. Entre 1958-1966, Eudeba publicó, en promedio, 860 títulos y a principios de 1966 alcanzó una cifra de 10 millones de libros impresos.

Tan sólo el Martín Fierro de Eudeba (Argentina) tuvo una primera edición de 50 mil ejemplares, que se agotó el mismo año. Se realizó una segunda reimpresión de 70 mil, que también se agotó, y siguió una tercera reimpresión de 50 mil, el mismo año.

También tuvo la idea de hacer un rastreo entre todos los profesores de la Universidad de Buenos Aires sobre qué libros utilizaban, pero que no estuvieran traducidos, para así tramitar los derechos, lo que dio un enorme prestigio a la editorial.

A decir de Núñez, y parafraseando a Spivacow en su carta de renuncia a la editorial tras el golpe de Estado de 1966, la editorial “fue producto de una Universidad nueva, una Universidad abierta a todos los vientos y puesta al servicio de todo el país, una universidad que entregaba al pueblo que la sostenía una de las más antiguas y poderosas herramientas: el libro”.

Si bien es cierto, continuó el académico, que Eudeba se quedaba atrás, no sus principios, mismos que fueron los cimientos del Centro Editor de América Latina, que continuaría Boris, pero desde la esfera privada.

“Esta editorial publicó diversas colecciones, entre las más reconocidas está la colección Capítulo. La historia de la literatura argentina, que constaba de fascículos acompañados de un libro cada semana, 59 semanas en una primera edición, es decir, 100 mil ejemplares todas las semanas. Posteriormente, vino la serie Siglo y medio”.

“Una característica especial de estas colecciones era que en la primera edición se creó un público lector especializado en literatura, posteriormente son ellos mismos quienes aprovecharon la segunda edición enfocada en la crítica literaria, es decir, potenciaron la crítica de modo increíble”.

Para finalizar su presentación, el especialista en literatura afirmó que Eudeba fue una editorial que construyó al público lector sin alharacas y que se convirtió en referente de su época.

“Sin duda, fue uno de los proyectos más creativos, inteligentes, imaginativos y democratizadores que hubo en la historia de Argentina y probablemente de buena parte del Cono Sur, creo que ahí hay algo que todavía podemos aprovechar; además, tuvo la dirección de un editor con imaginación, con capacidad para crear colecciones, proyectos e ideas, como lo fue Boris”, concluyó. 

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