Se trabaja por una cultura de la igualdad

Formación en perspectiva de género

Se trabaja por una cultura de la igualdad

Formación en perspectiva de género
Se trabaja por una cultura de la igualdad

El Seminario Central sobre las Prácticas de Género en el CCH cumple cuatro años de fructífera labor, cuyo propósito es generar un espacio académico de reflexión sobre la perspectiva de género en el marco de los derechos humanos en el Colegio y así promover relaciones equitativas, respetuosas e incluyentes, señaló Benjamín Barajas Sánchez, director general de dicha institución.

Al inaugurar las actividades de su quinta edición, el director general resaltó que durante el ciclo 2022-2023 el CCH celebró más de mil actividades con perspectiva de género y también se impartió la asignatura de Igualdad de Género para los estudiantes de primero y segundo semestre en la modalidad piloto; además, se llevó a cabo la apertura de más de 40 cursos y cinco diplomados para la formación y actualización del profesorado.

“De la misma manera se busca incidir en las relaciones de género igualitarias, equitativas y saludables; en el ámbito escolar, nada más importante para el Colegio que el trabajo en la modalidad de seminarios porque para nosotros es un espacio genuinamente de formación entre las y los profesores a través del intercambio de experiencias, de prácticas docentes y también de la parte de su formación disciplinarias”. 

Por ello, auguró que esta labor y más acciones de otras instancias universitarias contribuirán de manera significativa a establecer una cultura de la igualdad de género en el Colegio. “Felicito a la maestra Lilia Guzmán y a los integrantes del Seminario y deseo éxito en las tareas que emprendan en el próximo ciclo escolar”, finalizó.

 

Reflexión movilizadora

José Alfredo Núñez Toledo, secretario Estudiantil del CCH, calificó dicha actividad como un espacio que invita “al análisis, diálogo y a la reflexión movilizadora para que a partir del conocimiento y la convicción se puedan promover cambios en la conducta y percepción de quienes participan, en específico, en aspectos que tienen que ver con la masculinidad, la forma en que la entendemos y vivimos en el hogar, trabajo o relaciones sociales”.

Resaltó la importancia de trabajar en aspectos relativos a la equidad, ya que es la “condición indispensable para lograr ambientes igualitarios, donde hombres, mujeres y otras identidades de género tengan las mismas oportunidades y certidumbre con base en la justicia y respeto mutuo”.

En este sentido, afirmó que los resultados del Seminario serán valiosos “ya que los saberes de los especialistas permitirán, en algunos casos, la deconstrucción de estructuras dogmáticas del deber ser y, por otro lado, transitar hacia una conciencia crítica, así como al desarrollo de comportamientos que privilegien la equidad de género”. 

En su intervención, Lilia Guzmán Marín, coordinadora del Seminario, explicó que la actividad tiene entre sus propósitos contribuir a la formación del profesorado en perspectiva de género e impulsar la construcción de masculinidades alternas que coadyuven a la creación de relaciones igualitarias y equitativas entre los géneros, así como a la salud física y mental de los individuos. 

Recordó que el Seminario inició sus trabajos en 2018 como un proyecto Infocab y entre las temáticas que ha revisado están los roles de género, diversidad, sexualidad, salud mental, violencia, discriminación, educación para la paz y derechos humanos.

Resaltó que la mayoría de los asistentes en las cuatro ediciones han sido mujeres, por lo que fue un reto crear espacios para el género masculino: “la construcción de prácticas igualitarias y equitativas corresponde a ambos géneros y al género no binario”.

En esta edición, informó que participaron 86 docentes de los cinco planteles: 18 del plantel Azcapotzalco; 22 de Naucalpan; 21 de Vallejo; 13 de Oriente; y 12 del Sur, de ambos turnos.

Detalló que 29 profesores son del área de Talleres de Lenguaje y Comunicación, 29 de Ciencias Experimentales; 14 del Histórico-Social, y 14 de Matemáticas. Del total de profesores, 68 no han participado en algún seminario;  11 se incorporaron a la primera edición;  seis a la tercera, segunda y cuarta. 

 

Por una Universidad segura

En la primera sesión, Benno George Álvaro de Keijzer Fokker, de la Coordinación para la Igualdad de Género UNAM, e Isaac Ali Siles Bárcenas, del Centro de Investigaciones y Estudios de Género-UNAM, dictaron la conferencia “Las desigualdades y la violencia de género en la UNAM”.

Los especialistas citaron a la titular de la CIGU, Diana Tamara Martínez: “Trabajar con la transformación de las masculinidades es trabajar con el núcleo del engranaje que compone las violencias de género”.

Al respecto, compartieron datos al interior de la Universidad y destacaron que de 2016 a 2020 se registraron mil 486 quejas hacia mil 311 presuntos agresores, de los cuales 95 por ciento son hombres.

“Un 35 por ciento de las académicas, 50 por ciento de las alumnas y 39 por ciento de las trabajadoras administrativas reportan haber vivido algún acto de violencia de género, siendo los hombres la principal figura agresora”, frente a 30 por ciento, en promedio, de participación de hombres en actividades de sensibilización y formación en perspectiva de género.

La masculinidad, expresaron, se incorpora a través de la socialización compuesta de procesos educativos formales e informales, y también nuestras nociones en cuanto a la feminidad.

En la llamada caja de la masculinidad, se advierten algunas características, entre ellas: que los hombres deben ser autosuficientes, ser proveedores, ser agresivos y tener el control, desarrollar la hipersexualidad, es decir, nunca decir no al sexo.

También se considera que el hombre debe ser heterosexual y homofóbico, asumir roles masculinos rígidos; vestir y verse bien sin que se llegue a considerar afeminado y mostrar fuerza ante todo. Por ello, advirtieron que existen vulnerabilidades por y en la masculinidad, como el ser pobre, migrante, joven, ser indígena o afrodescendiente, no ser heterosexual, estar enfermo o desempleado.

En cuanto a los costos que arroja la masculinidad hegemónica, los especialistas enumeraron algunos, como son muertes violentas, sobremortalidad (consumo de sustancias, suicidios, cirrosis y accidentes laborales), mortalidad precoz, morbilidad (trastornos por consumo de alcohol y drogas, cáncer de próstata, accidentes viales, accidentes laborales y violencia interpersonal).

También expusieron consecuencias sociales (prisión, rehabilitación, situación de calle), paternidad ausente (orfandad, abandono, ausencia de cuidados), trata de personas (prostitución, pederastia, secuestro y desapariciones), cuidados no remunerados y ocultos, crímenes de odio (homicidio a personas no heterosexuales, o de la diversidad étnica), feminicidios (psicológica, patrimonial, sexual, económica y física).

En ese sentido, compartieron un programa de acción en la UNAM que incluye pláticas, conferencias, conversatorios, talleres, eventos, círculos de reflexión dirigidos a grupos de hombres (académicos, trabajadores administrativos), donde se trabaja la promoción de la igualdad de género, el trabajo comunitario preventivo, y se realiza trabajo focalizado con hombres que han ejercido la violencia.

Para concluir, los especialistas hicieron una invitación a los docentes a acercarse a las instancias correspondientes y conocer las diversas acciones que se han generado para trabajar en una cultura de género, de modo que sea la Universidad y la sociedad “un lugar seguro, empático, de confianza, de seguridad, faro de luz, un refugio”.

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