Enseñanza de las ciencias experimentales

El incremento en la calidad de la enseñanza es un propósito que encuentra nuevos retos de manera cíclica; la necesidad de replantear técnicas, estrategias y materiales para orientar la didáctica de cualquier disciplina se modifica año con año, adquiere matices, responde a un contexto diferente. Ninguna generación es la misma que la anterior: las exigencias son otras y los gustos varían.

La ciencia ha de enseñarse con plena conciencia de la imperante urgencia de conocerla y gozar de sus beneficios, porque permite diversificar paradigmas con el fin de llegar a propuestas encaminadas a solucionar algunas de las grandes inquietudes humanas. Del mismo modo que se amplían las áreas del conocimiento científico, y su estudio a profundidad es inevitable, la didáctica de la ciencia debe avanzar a la par. Así, es una preocupación genuina de todo docente contar con lo necesario para propiciar el desarrollo de la investigación en el alumnado y el adecuado manejo de conceptos.

Espacios de discusión sobre la infraestructura, el equipo de laboratorio, las herramientas tecnológicas y los recursos digitales que apoyan el aprendizaje en el nivel medio superior son deseables. Escuchar las perspectivas de científicos formados en la Universidad, quienes reflexionan sobre las necesidades del bachillerato, es productivo porque permite reestablecer un vínculo con las facultades, los centros e institutos de investigación.

Siempre habrá invitaciones a repensar la docencia –desde cualquier área– y en este ejercicio de introspección habrá que considerar las características actuales de la población del Colegio de Ciencias y Humanidades, el perfil esperado de sus egresados y las particularidades de cada generación, las cuales evidencian el paso del tiempo y los requerimientos propios de un avance vertiginoso de la ciencia y la tecnología, así como de la redefinición de conceptos, la reformulación de teorías y el surgimiento de movimientos socioculturales de gran relevancia.